sábado, 12 de abril de 2014

PARA INICIAR SEMANA SANTA, ¿QUE MEJOR QUE LA FAMILIA BACH?




Orquesta Sinfónica Nacional: Director: Mario Videla, Coro Nacional de Jóvenes: Dirección: Néstor Zadoff, Coro Nacional de Niños: Directora: María Isabel Sanz. Solistas: Soledad de la Rosa (Soprano), Pehuén Díaz Bruno (Contratenor), Pablo Pollitzer (Tenor), Alejandro Meerapfel (Barítono), participación especial: Enrique Rimoldi (Organo). Programa: Johann Sebastian Bach: “Oratorio de Pascua”, Carl Philipp Emmanuel Bach: “Magnificat”. Abadía de San Benito de Palermo (11/04/14).

  La Sinfónica Nacional desarrolla este año dentro de su programación, iniciativas mas que interesantes que consisten en acercarse a diferentes lugares para actuar, obviamente, ante diferentes públicos. Este año ha sumado presentaciones en sitios como las villas nº 31 y “La Cava”, puntos mas allá del conurbano bonaerense como  Berisso o Mercedes y esta previsto repetir el concierto que les comentaré al día siguiente en San Antonio de Areco. También el Homenaje a los Caídos en la Guerra del Atlántico Sur, este año en el Regimiento 1 de Infantería “Patricios”, sumado a las giras a Ntro. Interior. Como se ve, sitios diferentes en busca de nuevo público, formación para el nuevo oyente y, fundamental, ganar nuevos oyentes. Esta sesión se enmarcó dentro de eso y el lugar elegido fue la Abadía de San Benito de Palermo. Justo al comienzo de la Semana Santa y, dado que este año habrá también correspondencia de actividades con la Asociación Festivales Musicales de Buenos Aires, la invitación al Director Artístico de la misma, Mario Videla, para hacerse cargo de este concierto. Sabido es que la debilidad musical de Videla pasa por el genero Barroco y, entonces, dadas fecha y lugar (en el que dicho sea de paso, también se aprovechó a dar el puntapié inicial al ciclo 2014 San Benito Clásico) se armó un programa inteligente, al que pocas veces el oyente porteño tiene acceso. Hablamos del “Oratorio de Pascua” de Johann Sebastian Bach y el “Magníficat” de su hijo Carl Philipp Emmanuel. Como se ve, Barroco  puro, programa acorde, el aditamento de solistas de probada eficacia en el género, buenos coros, a entrar en la materia.

  En “Opera Club” sostenemos que el concepto de la interpretación Barroca ha cambiado mucho  en el transcurso de los últimos treinta años, a partir de interpretes de la talla de Harnoncurt por ejemplo. Sabemos que es un enfoque del más  puro revisionismo historicista,  tan en boga hoy en el mundo entero y, en particular, por estas latitudes. Así, hoy se emplean conjuntos musicales conformados por instrumentos a la usanza de la época, los coros son más reducidos (acorde al ámbito de cámara en donde se interpretaban las obras en la época en que eran compuestas) y hasta la forma de cantar era distinta. Sin embargo,  Mario Videla mantiene el concepto tradicional empleado hasta hace treinta años de la interpretación con instrumentos de hoy, con masa coral importante, siguiendo las pautas que marcaran Richter, Corboz y Rilling, por ejemplo, aunque sí,  el canto es mucho mas actual y cercano a la interpretación de hoy para el género. Se sabe lo que se va a escuchar. Entonces, partiendo de esa premisa, y sin entender aún el porque,  teniendo participación en los ciclos de Festivales Musicales conjuntos de instrumentos de época como el Hesperion de Jordi Savall o el Grupo Cafçe Zimmermann, se mantiene un concepto que va quedando en el tiempo, veamos que ha ocurrido en esta oportunidad.

  En el “Oratorio de Pascua” de Bach Padre hubo muchos aciertos, comenzando por la ubicación del Coro Nacional de Niños en la rotonda posterior al Altar Mayor de San Benito. La proyección de esas  voces tan “blancas”, magníficamente preparadas por María Isabel Sanz, llegaba con efecto “Celestial”. Pocas veces un Coro de Niños argentino cantó tan nítidamente, logrando  cautivar a un auditorio que se sumió en profundo silencio. Los tiempos de Mario Videla, que fueron dinámicos, con muy buen pulso, sabiendo crear el clima justo en las arias solistas,  no decayendo la interpretación en ningún momento. La versatilidad de la Sinfónica Nacional, que aquí se la escuchó ajustadísima, desde el Concertino Roberto Rutkauskas (paradójicamente también concertino de la Orquesta Barroca Argentina {de instrumentos de Epoca}, que acompañara a Verónica Cangemi en el Colón), pasando por Andrés Spiller en Oboe, Oscar Bazán en Fagot, Jorge Slivskin en Flauta y el excelente trabajo de órgano continuo a cargo de Enrique Rimoldi (aunque aquí cabe preguntarse por que se usó un teclado actual y no el órgano de San Benito). Los solistas, irreprochables. Soledad de la Rosa, con la voz justa para la obra, bello y dulce timbre, magnífica en su aria solista. Pablo Pollitzer, mostrando su oficio y su solvencia en este repertorio. Pehuén Díaz Bruno, un contratenor al que la Sinfónica recurre en este tipo de obras, que lució bella voz, aunque a veces el poco caudal de emisión conspiró en los pasajes de bravura, quedando expuesto a la masa orquestal que en algún momento lo tapó. Alejandro Meerapfel, voz, presencia y personalidad en sus partes. Magnífica la tarea de Néstor Zadoff al  mando del Coro Nacional de Jóvenes.

  El “Magníficat” de Carl Phillipp Emmanuel ratificó todos y cada uno de los conceptos que vertí para el “Oratorio”.  Una vez mas, Videla transmitiendo entusiasmo y apasionamiento en lo que hace y lo contagia al resto que responde de igual forma, logrando un final exultante que arrancó la ovación del público.

  Justamente en cuanto a eso, tanto entre obra y obra,  como a modo de bis, Videla señaló que en el programa de mano (los que lo tenían, no en mi caso, una vez mas fueron insuficientes), se encontraba un texto al castellano de un himno de Bach (el original, por supuesto), por lo que en breve síntesis hizo interpretar al sector de primeros violines los acordes de cada frase para que el público cantara el texto, como si el programa de mano fuera el cuadernillo de canciones de la misa. Una buena experiencia, ya que Videla se reveló buen transmisor de ideas, captando de inmediato la complicidad y atención del público.
  Como verán, más allá de la objeción de interpretación con instrumentos actuales, la experiencia fue fructífera. Si les interesa, el próximo Miércoles 16 a las 20 hs. se repetirá en el Templo de Jesús Sacramentado de Av. Corrientes y Yatay. Pueden salir gratificados.


Donato Decina


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