viernes, 4 de abril de 2014

EN LOS REENCUENTROS,VIEU SE LLEVO LAS PALMAS



Primer Concierto de la temporada oficial de la Orquesta Sinfónica Nacional en el Auditorio de Belgrano, Director: Carlos Vieu, Solista: Angel Frette (Vibráfono). Programa: Inocente Carreño: “Margariteña”, Saúl Cosentino: “Seís Tangos para Vibráfono y Orquesta de Cuerdas” (Estreno Mundial), Antonín Dvorak: Sinfonía Nº 9 Op. 95 en Mi menor “del Nuevo Mundo”. (4/04/14).

  En el reencuentro con el Auditorio de Belgrano y con muchos de sus seguidores regulares, la Sinfónica Nacional se prodigó de manera estupenda de la mano de su Director Invitado, Carlos Vieu. Programa que traía en la primera parte dos obras latinoamericanas, una de ellas en estreno mundial. Comenzó con una brillante versión de “Margariteña” de Inocente Carreño, la que pareciera insertarse de manera paulatina en el repertorio de la Orquesta que la ofreció en un par de ocasiones el año anterior con directores diferentes. Vieu extrajo todo el color, brillo y virtuosismo que la partitura tiene y lo expuso en forma muy lograda, ganándose la primera ovación de la noche.
  La segunda obra presentada fueron los “Seis tangos para Vibráfono y Orquesta de Cuerdas” del argentino Saúl Cosentino, en estreno mundial,  la que contó con el invalorable concurso de Angel Frette como solista. Se trata de una orquestación de los mismos respecto del original para dúo de pianos, el que contempla a tres de ellos en Co-autoría con Osvaldo Tarantino, celebre compositor de música ciudadana (¿recuerdan “Vamos Todavía” junto a Juanca Tavera?). La elección de la orquestación no pudo ser más óptima. Una Orquesta de Cuerdas y un Vibráfono solista, instrumento éste que tuvo en el Tango su época de esplendor,  fundamentalmente en la Orquesta de Osvaldo Fresedo y en los arreglos de Mariano Mores. Frette mostró su bagaje de recursos y cautivó a la platea la que lo premió merecidamente con profusos aplausos. En el meollo del asunto, son tangos inspirados mayoritariamente en Piazzolla, sin muchas pretensiones y solo cabría preguntarse cuando se va a romper el molde de la inspiración “Piazzoleana” y comenzar a componer con mayor personalidad. Vieu y las cuerdas de la Nacional acompañaron de manera magnífica,  con un sonido cautivante.

  La parte final mostró a un Vieu inspirado en una arrolladora versión de la “Sinfonía del Nuevo Mundo”, que fue la contracara del Dvorak escuchado veinticuatro horas antes en el Colón. Tuvo de todo, energía, sentimiento, precisión, inspiración, vuelo. Tal vez hubiera hecho falta, a Mi entender, tempi un poco mas lento en algunos pasajes. Algunas pequeñas imprecisiones escuchadas, no empañaron el producto final que fue una muy buena versión, producto del trabajo del Director, que tiene muy en claro lo que se propone.


Donato Decina

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