Mozarteum Argentino:
Actuación de la Finland Lahti Symphony Orchestra, Director: Okko Kamu. Solista:
Elina Vähäla (Violín). Pograma: Robert Schumann: Obertura “Manfred” Op. 115,
Max Bruch: Concierto para Violín y Orquesta Nº 1 en Sol menor Op. 26. Jean
Sibelius: Sinfonía Nº 5 en Mi bemol mayor Op. 82. Teatro Colón: 11/10/13.
Fue una noche rara.
Por la frialdad del público. Por algunas situaciones insólitas que se vivieron
durante la velada: Luces de escenario que titilaron al inicio del Concierto
para Violín. Llegada tarde del público al inicio de la segunda parte, a pesar de la reiterada señal luminosa que
anuncia que se va a recomenzar. Pero claro, los sociales en la Confitería están
primero. Colofón: el Director Kamu en el podio debió esperar cinco minutos mas
o menos para que se haga el silencio y así poder iniciar la interpretación.
Debería castigarse a los rezagados con la Prohibición absoluta de ingreso a la
sala, para que de una buena vez por
todas aprendan a comportarse. Celulares
que suenan una vez comenzada la Sinfonía (que encima lo hace “pianísimo”). Para muchos, inicio y final con obras que
nunca las escuchan (no es mi caso por cierto). Aplausos fuera de lugar, en el
Concierto y en el final de la Sinfonía (dados los claros que presentó la sala,
da que pensar con que nivel de público se llenaron algunos huecos). No hubo
bises, ni de la Solista, ni de la Orquesta. ¿No estaban previstos o señal de
reprobación por todo lo que debieron soportar durante el concierto?.
La Finland Lahti
Symphony, es una agrupación que tiene marcada tradición en la interpretación de
la música de su país y en especial Jean Sibelius. Dado el programa que se ofreció,
mas el de la siguiente (Concierto para Violín de Sibelius y Cuarta de
Beethoven), el Orgánico orquestal que nos visitó, fue llamativamente reducido.
(24 Violínes entre primeros y segundos, Violas por ocho, Violoncellos por seis,
Contrabajos por cinco, maderas por dos y hasta tres, bronces usuales, solo
trompetas y trombones por tres y un solo percusionista). Es decir, la masa
Orquestal visitante, equivale a la de alguna de nuestras mejores orquestas
provinciales (Rosario, Mendoza o San Juán, por ejemplo. Salta, Córdoba Bahía Blanca, entre otras, tienen más). Y el inicio del programa, hizo notar esta
característica, con una muy lavada y poco convincente versión de la Obertura
“Manfred” del Op. 115 de Schumann, a la que le faltó dramatismo y que logró
apenas un aplauso de compromiso por parte de la concurrencia y que me hizo
pensar si no corríamos el riesgo de ir a una fuerte decepción. Afortunadamente
las cosas cambiaron luego de la irrupción de Elina Vähäla, una violinista
nacida en E.E.U.U. de padres Fineses, que retornaron a su patria en donde Ella
recibió su educación y su formación musical. Es dueña de un sonido refinado,
transparente y exquisito. La belleza que le imprimió al Adagio de cierre de la
primera parte, dejó sin palabras a mas de uno. Las partes de bravura las resolvió
de manera admirable. La orquesta, mantuvo una característica, que la hizo
distintiva a lo largo de la noche. Sonoridad, baja, como apagada, pero correcta
en el ropaje del concierto donde comenzó a insinuarse un repunte en la calidad.
Kamu es muy preciso en los gestos y obtiene lo que se propone. Es evidente que
en ningún momento le robó el protagonismo a la intérprete y le permitió todo el
lucimiento.
Mas allá del
accidentado comienzo que les narré al principio, la quinta de Sibelius ofrecida
en la segunda parte, permitió por fin, conocer las virtudes del conjunto
visitante. Kamu realizó un trabajo de orfebrería. Pianísimos al borde le lo
apenas audible, crescendos interesantes, sonoridades trabajadas como a un fruto
al que se le extrae hasta la última gota de su jugo. Tempi inicial más lento de
lo que se lo conoció por estas latitudes (algo que ya se había vivido con Leif
Segrestam y la Filarmónica de Helsinki) y un final intenso y apasionado, que
mereció la justa retribución por parte del público. A la Orquesta se la
presentó en el programa de mano como “la mas notable agrupación sinfónica
escandinava” (textual). A juzgar por el sonido de las trompetas, que suenan
como las que critico aquí en nuestro medio en mis comentarios, no parece que
haga honor a semejante aserto. Kamu hace dos temporadas que se hizo cargo del
conjunto, lo conocemos bien y hacía mucho tiempo que no nos visitaba (vino a
dirigir a la Sinfónica Nacional y a la Filarmónica en el Colón). Tiene mucho
trabajo por delante, pero en Sibelius, chapeau, calidad es lo que sobra.
DONATO DECINA
Estvue anoche en la función, ¿te parece qué fue para tanto? no soy una gran entendida creo haber entendido que entre los momentos de cada pieza no se aplaude sino al final, hubo bises también lo que no me gusta es la gente retirandose de la sala cuando todavía está la orquesta en el escenario.
ResponderEliminarNoté cambios en la acústica comparados al primer Colón que conocí hace más de 20 años donde un alfiler en el escenario lo escuchabas hasta en el Paraíso.