viernes, 13 de septiembre de 2013

Una aproximación a la vida y patologías de G. Rossini


El caso Rossini, al igual que otros patobiografías, es un nuevo ejemplo de la elaboración de múltiples hipótesis parciales y, en algunos casos dirigidas, de como la enfermedad pudo influir en la labor creativa del compositor. Aunque existe un informe médico realizado en 1842 por un médico anónimo de Bolonia su estudio está sesgado por que solamente se publica parte de su contenido [Riboli]. Este desinterés por el caso, en contraste con Mozart, viene marcado por la ausencia de referencias en las principales bases de datos de bibliografía médica, y también en las específicas relacionadas con trabajos histórico-médicos.Rossini se retira oficialmente de la composición después de la ópera Guillermo Tell estrenada en París en 1829. Era un hombre de buena salud, gozaba de fama, y las brillantes tardes musicales en su domicilio, a las que asistían grandes artistas y políticos de la época, supusieron el estreno de muchas pequeñas obras destinadas al entretenimiento de los invitados a sus famosos, y quizás exagerados, banquetes. Pero detrás de esta vida llena de lujos y fama existía un lado oscuro: su enfermedad, que venía afligiéndole desde hace años. Su vida anterior tampoco está exenta de episodios contradictorios que describen una excitación maníaca seguida de episodios de matiz depresivo, pudiendo en parte incorporarse dentro del esquema de la denominada "maladie créatice" [Ellenberger]. En el ámbito fisiológico, tal como ha propuesto Sacks, los estragos causados por las enfermedades al destruir los caminos particulares por los cuales uno se enfrenta con el entorno, puede que obligasen al sistema nervioso a formar otras pautas de conducta y vías de acción alternativas que acabarán forzando un desarrollo y una evolución imprevistos y sorprendentes, conformándose como algo original, algo creativoDisturbio de la afectividad: ¿síndrome maníaco-depresivo? ¿Complejo de Edipo? ¿Paranoia?Es evidente que la compleja personalidad de los genios lleva a la elaboración de múltiples hipótesis sobre su vida y obras. El caso Rossini no es ajeno, como ya hemos comentado, a estas especulaciones. Mientras existen pruebas convincentes que sugieren la hipótesis de que sufría una psicosis maníaco-depresiva, parecen descabelladas las sugerencias de que sufría un complejo de Edipo que se pondría de manifiesto por el período de inactividad después de la muerte de su madre, Anna Rossini, ocurrida en 1827 [Schwartz]. La hipótesis más plausible es que pudiese tratarse de una simple reacción de duelo ante la pérdida de un ser querido de una duración excesiva ya que sigue componiendo, no abandona su trabajo, aunque se produce un cierto resquebrajamiento en sus relaciones sociales, en un mundo en que Olympe Pélissier, su amante y futura esposa, era la única presencia reconfortante [Osborne, p. 113].Sin lugar a dudas y analizando su correspondencia podríamos encontrar rasgos paranoicos en su personalidad, derivados de la asunción de la responsabilidad de su propia carrera y la de otras personas. Tomamos como ejemplo la Carta a Domenico Donzelli, fechada 7 de Febrero de 1826, [Osborne, p.94] y se podría, tal como identifica Castilla del Pino [1988], identificar rasgos de ideas paranoicas: los designios de las actuaciones del empresario del San Carlos de Nápoles no son ya problemáticos, ni han de seguir siéndolos; le muestra a Donzelli como descubrirlos hasta hacerlos evidentes; Rossini identifica el significado de cada cosa, de cada acción de cada gesto, para él la realidad es "clara", los demás no hacen las cosas con la intención que dicen sino con la que él entrevé. ¿Paranoia o simplemente una cruda visión de la realidad de las complejas relaciones empresariales de la época?. Que cada cual se apunte a la hipótesis que más le convenga, sinceramente a muchos nos parece más plausible la segunda de ellas.Sin embargo existen pruebas bastantes convincentes de la existencia de un síndrome maníaco-depresivo. Riboli identifica un hombre de constitución corpórea pícnica y anota los períodos de profunda depresión que caracterizaron los últimos años de su vida. Ciertamente las notas que hemos recogido de su biografía, muestran trastornos que podrían hacernos pensar en un trastorno bipolar de este tipo. En 1832 sufre un ataque de lumbago "real o imaginario" [Osborne, p.112] que le obliga a dejar el Stabat Mater en manos de Giovanni Tadolini. En 1835 parece sufrir un período de falta de energía y actividad que le llevan a manifestar que "estoy en la cama medio muerto". Después de su encuentro con Felix Mendelssohn, este manifiesta que Rossini había perdido toda su corpulencia. En 1838, vuelve a caer en otro de sus ciclos depresivos "cada vez más frecuentes" en sus propias palabras [Osborne, p.119]. La muerte de su padre, Giuseppe Rossini, supuso un golpe doloroso y los médicos le diagnostican "problemas glandulares" para los que le recomiendan desplazarse a un balneario de Nápoles para tomar "baños de lodo, baños de mar y otras curas medicamentosas" [Osborne, p.120]. En 1839 manifiesta que no puede dormir ni comer. A partir de 1848 y hasta 1855, se pueden detectar múltiples períodos de excitación y depresión con crisis ilusorias y se llega a murmurar que está loco [Osborne, p.131]. Como podemos comprobar por las características de estos episodios, no sería de dudar que hoy en día su cuadro psicológico se pudiese encuadrar dentro de los trastornos bipolares que describe la Clasificación Internacional de Enfermedades en su décima revisión.El abuso de Venus y sus complicacionesEs conocido que Rossini sufría de una gonorrea crónica, sus cartas y las de O. Pélissier documentan las dolorosas complicaciones de esta enfermedad. Dado el éxito que Stendhal nos refiere de Rossini entre las mujeres y la extensión de este tipo de enfermedades durante el siglo XIX, es difícil pensar, hoy en día, que dicha enfermedad le fuese contagiada por una prostituta. El comienzo de la sintomatología de esta enfermedad es desconocido pero sus biógrafos citan el año 1816, después del estreno de El barbero de Sevilla, señalando que aunque estaba con la salud intacta, en cierto momento de su carrera operística comienza la gonorrea que en sus manifestaciones más crónicas le acarrea los sufrimientos que tendría en las décadas de 1830 y 1840 [Osborne, p.50].El ya citado informe médico de autor anónimo, publicado parcialmente por Riboli atribuye su origen a que "desde su juventud ha abusado de Venus" y solamente a la edad de 44 años, o sea en torno a 1836, había mitigado su pasión por las mujeres. Rossini como consecuencia de esta afección sufrió una estenosis uretral que le obstruía el flujo normal de la orina. Para disminuir esta complicación, nos cuenta el informe, los siete u ocho años anteriores, Rossini lo mitigaba introduciendo por la uretra, todos los días, durante un mes y por un período de 15 a 20 minutos, un catéter que permitía su dilatación y por consiguiente el vaciado de la vejiga y la temida obstrucción al flujo urinario. Este tratamiento se complementaba con lavados con soluciones de almendra dulce, malva, goma, flor de azufre mezclada con crema de tártaro [Osborne, p. 121].Está enfermedad de larga historia fue descrita por primera vez por Galeno en el año 130 después de Cristo y es quién le da el nombre. En 1832 Philippe Ricord, que llegaría a ser médico del Emperador Napoléon III, individualiza la gonorrea de la sífilis, ya que hasta esa fecha se creía que la ambas eran la misma enfermedad: la gonorrea sería una enfermedad local de la uretra y la segunda una afección general del organismo. Hoy en día se conoce que la causa la Neisseria Gonorrhoeae, y se dispone de un tratamiento antibiótico efectivo pero, en la época de Rossini, el único tratamiento eficaz para las estenosis que causaba era la introducción de sondas quirúrgicas que dilataban la uretra, y que sin lugar a dudas colocaban al paciente en condiciones dolorosas y humillantes. Este tratamiento se populariza a partir de 1844 con la creación de las "beniqués", sondas metalizas curvadas con diferentes grosores que se usaban para tratar las estenosis residuales que causaban las blenorragias.Todos los biógrafos coinciden en asegurar las graves molestias que este mal causaba a Rossini, y como este recurrió a diferentes medios para tratar de mitigar estas molestias. Así curas de reposo en balnearios, dietas alimenticias -que sin lugar a dudas serían muy mal llevadas por nuestro protagonista dada su fama -, o falsas terapias como "curas magnéticas", formaron parte de los recursos buscados para aliviar una sintomatología intratable en esas fechas y cuya cronobiología podría explicar, en parte, los períodos de excitación y depresión recogidos en sus biografías. El ya citado informe médico mandado por Olympe Péllisier a su amigo en Hector Couvert, tiene como único fin solicitar una consulta con J. Civiale (1792-1867) el urólogo más prestigiosos en la Europa de su época, y uno de los responsables de poner en marcha la urología como especialidad quirúrgica, que ejercía en el Hospital Necker de París. Su solución parece ser definitiva y según O. Pélissier nos hace saber , Civiale aseguró a Rossini que el problema no era tan grave tratándose de una estenosis de uretra que podía curar con la introducción de sondas. Ello induce el desplazamiento a París y que en Junio la Pélissier manifieste que "Todo marcha bien: la introducción de bujías va gradualmente y después de 10 días nada nos recuerda el estado de la enfermedad, todo va caminando progresivamente" [ Riboli, p. 298]Como se puede comprobar nadie puede dudar que la uretritis crónica, el tratamiento humillante y doloroso en muchos casos, y la falta de soluciones eficaces iba a influir cronológicamente en el aumento de la postración psíquica en que cae Rossini, aunque estos factores no bastarían por si solos para explicar este trastorno psicológico. En el caso, que nos ocupa, el tratamiento parece ser que fue bastante efectivo para disminuir la sintomatología, y las obsesiones de Rossini, ya que muchos amigos que lo visitaron en su casa de París, narran como entre la anodina decoración de su habitación se encontraba un catéter, que a muchos presentó como "el mejor instrumento para sus males" [Osborne, p. 135].¿Enfermedad respiratoria y cardiovascular?Es evidente que Rossini sufría de muchos disturbios que dificultaban su condición física. Era evidentemente obeso, en 1824 uno de sus contertulios lo define como "una persona adiposa de aspecto jovial con una suerte indefinida de malicia en la mirada" [Osborne, p. 86], su obesidad aumenta hasta ser de características patológicas en 1865 [O'Shea, p. 95] y que le dificultaba el caminar y le producía un intenso cansancio posibilitando que su espacio vital se limitase solamente a su domicilio. En 1856 sufre un ataque o trombosis que dificulta su movimiento y del cual parece recuperarse sin secuelas [Osborne, p. 150]. Muestra signos de bronquitis crónica y enfisema y los "catarros" parecen ser una infección frecuente en los últimos años de su vida. Los escasos retratos de la época final de su vida nos muestran manos y piernas que nos pueden orientar hacia otros males. Las manos estaban hinchadas y dolorosas, las piernas débiles y muy dolorosas cuando caminaba eran debidas a una enfermedad vascular periférica [1], consecuencia posiblemente de las transgresiones alimentarias, tan consustanciales con su personalidad, y del tabaco, otro de los "vicios" que padecía Rossini [O'Shea, p. 96].El tumor fatal, el tratamiento y sus complicacionesEn 1868 sufre perdida de sangre y dolor en el recto. El 26 de Septiembre se le diagnóstica una fístula rectal [Osborne, p. 151]. En una visita posterior de su médico, para controlar la evolución del paciente, se corrige el diagnóstico: se hace evidente que Rossini sufría un carcinoma de recto o del canal anal que crecía rápidamente, una intervención quirúrgica podría salvarle y se contacta con Auguste Nelaton, profesor de Cirugía en el Hospital de St. Louis y pionero de la cirugía abdominal, quien programa la intervención para el 3 de Noviembre.La sintomatología de estos tumores consiste en hemorragias y/o exudado anal, cambios en el ritmo defecatorio y presencia de tumoración anal. En la mayoría de los casos es asintomático, por lo cual los errores en la interpretación de la clínica retrasan siempre el diagnóstico y ensombrecen el pronóstico. Cuando aparecen los síntomas la enfermedad suele estar ya en una fase muy avanzada. Si el tumor invade la vejiga, el paciente se queja de síntoma urinarios: polaquiuria [2], hematuria [3], y disuria[4]. Todo este amplio complejo sintomático componía el cuadro clínico habitual de Rossini desde años antes de diagnosticársele el cáncer.La crisis de diarrea, de duración de tres a cuatro meses, que sufre en 1841, no cede con los tratamientos habituales de la época, va a suponer el inicio de crisis diarréicas frecuentes a partir de esta fecha, y el complejo sintomático de disuria y hematuria sus médicos la atribuyen al uso continuado de las sondas uretrales para aliviar la temible retención urinaria. Las hemorroides que sufría le producían un ocasional dolor anal [ Riboli, p. 296]. Por todo, no es de extrañar que los médicos que atendían a Rossini, a pesar de encontrarse entre los mejores de Europa, pasaran por alto este complejo sintomático y en el momento que la enfermedad se manifestó con toda su sintomatología ya fuera tarde para buscar una solución adecuada.La situación se agrava, en el caso Rossini, por una serie de factores -bronquitis crónica, sus problemas cardiovasculares- que suponían un riesgo anestésico añadido. Se plantea anestesiarlo con cloroformo durante un período no mayor de 5 minutos, en que se pensaba resecar la mayor superficie de tejido tumoral posible. El día 5 de noviembre Nelaton, alarmado por el aspecto de la herida, decide una segunda intervención. Después de esta segunda intervención, las condiciones físicas de Rossini comenzarán se deterioraran progresivamente, sufre una infección de la herida, probablemente una erisipela, causada por el uso de un bisturí no estéril [O'Shea, p. 97]. La infección se extiende rápidamente a la pared abdominal, y comienza a delirar con fiebre intensa, dolor y finalmente cae en coma, fallece el 13 de noviembre de 1868.Antes de la antisepsia, la erisipela era una complicación habitual de la cirugía ya que las infecciones se difundían de un paciente a otro a través de instrumentos quirúrgicos lavados incorrectamente. Irónicamente en 1867, el año anterior a la muerte de Rossini, Lister describe los fundamentos de la técnica antiséptica en un artículo publicado en The Lancet, pero deberán pasar muchos años para que la clase médica acepte, y adopte, el método de Lister. Si Nelaton hubiese conocido este texto, posiblemente, la infección fatal pudiera haber sido evitada. De todas formas, tal como argumenta O'Shea [1990, p.98], dada la larga evolución y las dificultades en su tratamiento, que aun hoy tenemos, el pronóstico de Rossini habría sido infausto. Hoy en día los esfuerzos médicos se dirigirían más a calmar los graves síntomas dolorosos, que a intervenir directamente en la patología.A modo de conclusión: otras posibles enfermedades, e hipótesisEs indudable que el estudio de este caso sigue incompleto y todavía persisten muchos datos oscuros detrás de la vida de Rossini. En 1818, durante su estancia en Pesaro, Rossini sufre una grave inflamación de garganta que lo coloca en peligro de muerte [Osborne, p.94]. Desde 1830, sus biógrafos comienzan a notar ciertos rasgos obsesivos en su comportamiento. Por ello, aunque Riboli propone su diagnóstico para el caso, creemos como O'Shea [1990, p.99] que todavía es posible que la enfermedad crónica, el dolor crónico y la demencia senil, que parece observarse, se hubiesen combinado para producir el estado mental que caracteriza sus últimos años.Por otra parte, las condiciones psicológicas de Rossini y sobre todo los factores que provocan su precoz retiro de la ópera están escasamente documentadas por sus biógrafos. Por lo tanto, para esclarecer a fondo este período habrá que esperar a la publicación de otras pruebas textuales, de adecuada solidez, para proceder a un estudio más sistemático de este período.Notas1 Causada por el estrechamiento de las arterias de la extremidad inferior y el espesamiento sanguíneo por, entre otros, un exceso de contenido graso en las dietas, el abuso de alcohol y su combinación con el tabaco. [Volver]2 Micción de poco cantidad pero frecuentes [Volver]3 Presencia de sangre en la orina [Volver]4 Sensación dolorosa al orinar [Volver]Bibliografía- Enrico Castiglioni (ed.): Gioachino Rossini. Lettere. Roma: Edizioni Logos, 1992.- Fedele D'Amico: Il teatro di Rossini. Bologna: Il Mulino, 1992- Carlos Castilla del Pino: El delirio, un error necesario. Oviedo: Ediciones Nobel, 1988- H. F. Ellenberger; H. F.: "The concept of maladie créatice" (1964) En M. S. Miscale (Ed), Beyond the Unconscius. Essays of Henry F. Ellenberger in the History of Psychiatry. New Jersey, Princenton University Press, 1993, pp. 328-340.- Ángel González de Pablo: "Enfermedad y creación" en El Médico. Profesión y Humanidades, 688 (1998) pp. 70-76.- Richard Osborne: Rossini, London: J.M: Dent and Sons, 1986. Traducción española: Rossini Buenos Aires: Javier Vergara, 1988- John O'Shea: Music and Medicine. Medicale Profile of Great Composers. London: J. M. Dent, 1990- OMS (1996), CIE 10. Trastornos Mentales y del Comportamiento. Pautas diagnósticas y de Actuación en Atención Primaria. Ginebra: OMS- Bruno Riboli: "Profilo medico-psicologico di G. Rossini" en La Rassegna Musicale, 24 (1954) pp. 292-303.- John Rosselli: L'impresario d'opera, Torino: EDT, 1985- Stendhal:Vie de Rossini, París: 1824. Edición española: Vida de Rossini. Barcelona: Aguilar, 1987- Oliver Sacks: Un antropólogo en Marte. Barcelona: Anagrama, 1997- D. W. Schwartz: "A psichoanalytic aproach to the gran renunciation" Journal of the American Psichoanalytic Association, 13 (1965), pp. 549-557.- Luis Horacio Toledo-Pereyra:, Maestros de la Cirugía Moderna. México: Fondo de Cultura Económica. Asociación Mexicana de Cirugía General, 1996 
Este artículo fue publicado en Mundoclasico el 20/10/1999


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