miércoles, 25 de septiembre de 2013

A PESAR DEL MAGRO HOMENAJE, BRITTEN FUE DIGNAMENTE SERVIDO



Benjamin Britten (1913/1976): “War Requiem” (Requiem de Guerra). Orquesta Estable del Teatro Colón, Director: Guillermo Scarabino. Solistas: Tamara Wilson (Soprano), Enrique Folger (Tenor), Victor Torres (barítono). Coro Estable del Teatro Colón, Director: Miguel Martinez. Coro de Niños del Teatro Colón, Director: Cesar Bustamante (también este último,  Organista),  Diseño de Luces: Gonzalo Cordova. Teatro Colón (24/09/13).

  Quienes son seguidores del “Opera Club” Sábado a Sábado y sintonizaron o escucharon por Internet nuestro último programa, recordarán la coincidencia que mantuvimos Roberto Blanco Villalba y quien les escribe, respecto a que Lord Benjamin Britten merecía un mejor homenaje dentro de la programación del Teatro Colón de la presente temporada.  No cabe duda que ha sido uno de los últimos grandes operistas de los últimos tiempos (A decir de Roberto, el último) y, entonces, dentro de un abono de ópera, semejante nombre y semejante trayectoria, merecían un mejor destino en la grilla. No porque el “War Requiem” no sea algo intrascendente, todo lo contario, sino porque alguien que dio entre otras “Peter Grimes”, “Albert Herring”, “Billy Budd”, “Muerte en Venecia”, “Sueño de una Noche de Verano”, “La Violación de Lucrecia”, “Otra Vuelta de Tuerca” y tantas otras genialidades, quedar reducido a un concierto sinfónico-vocal-coral dentro de un abono de Opera y con el costo de la localidad actual, no parece haber sido la mejor elección  aunque después de todo, a Wagner le fue peor. Luego del espantoso “anillito”, este año del bicentenario sólo la Filarmónica lo recordó.  La obra requiere un impresionante orgánico orquestal que incluye un grupo camarístico aparte. Tres voces solistas, Un coro Mixto, Coro de Niños y Organo . Britten recurrió al Ordinario en Latin de la Misa de Difuntos, al que le intercaló poemas en Inglés de Wilfred Owen. Compuesta por encargo para la reinauguración de la Catedral de Coventry, destruida por el bombardeo de la Luftwaffe Nazi,  la obra vio la luz finalmente el 25 de Mayo de 1962.  Heather Harper (quien reemplazó a su colega Galina Vishnevskaya, imposibilitada de salir de la entonces U.R.S.S. ya que sus autoridades resistieron la contribución de la artista para estrenar una obra que recordaba a los muertos de uno y otro bando), Peter Pears  (pareja del Compositor) y Dietrich Fischer Dieskau, representando a las distintas naciones envueltas en el conflicto.  Hago notar que durante el conflicto, Pears y Britten, aún cuando lograron quedar eximidos de ir al frente de batalla, como contrapartida, actuaban para los soldados interpretando canciones de corte Folklorico, las que eran bien recibidas por la tropa. Hay pasajes de Magnificencia, otros de corte intimista, otros de polifonía y un final místico que se va perdiendo en el aire. Mientras la Soprano y los coros cantan la liturgia, los solistas masculinos tienen la parte vocal de los poemas.
  Dentro de estas premisas, Guillermo Scarabino asumió la concertación de esta obra imponente, su trabajo fue muy satisfactorio. Tal vez hubiera hecho falta una pizca más de ese sentimiento que Britten trasunta en sus partituras y que esperemos en las próximas sesiones se obtenga. El desempeño de los instrumentistas de la Estable, tanto los que formaron parte de la masa orquestal, como  los que formaron parte del grupo de cámara fue irreprochable en todo sentido. El Coro de Niños preparado por Cesar Bustamante, ubicado estratégicamente en la Araña de la sala como en las mejores épocas, con una iluminación de color ámbar como entorno, respondió magníficamente. En cuanto a Bustamante organista, fue correcto, aunque no entiendo porque teniendo en Nuestro medio organistas de sobrada jerarquía, no se convocó a alguno de ellos. El Coro Estable sonó convincente en todos los momentos en que se lo requiere.  Vamos a los Solístas. Tamara Wilson fue una gratísima sorpresa, muy buena Voz, bien colocada, buenos graves, buena zona aguda, su currículum establece que tiene asumidos algunos roles de Operas que suenan para la próxima temporada. ¿Prueba para ver si califica para próximas visitas?. Por lo escuchado, puede ser, ¿será entonces?. Enrique Folger mostró garra y capacidad, más allá de que en algunos pasajes más sutiles, las mismas (sutilezas) le costaron un poco. Victor Torres estuvo en su salsa, su actuación fue descomunal, sin dudas lo mejor de la noche. Además de la luz de araña para el coro de Niños, Gonzalo Cordova manejó en diferentes momentos de la obra la intensidad de las luces de escenario, son efectos que no me convencieron y menos dentro de un concierto.  No puedo menos que coincidir con el breve comentario de Scarabino que se incluyó en el programa de mano. Con ese místico final que se va extinguiendo en el aire, sentí la misma sensación en el alma que tuve en Junio de 1982. Al fin y al cabo Yo soy de esa clase, los recuerdos me pesaron y vaya entonces para mis compañeros de estudio y los conocidos que fueron al frente,  de los que algunos quedaron allá, mi recuerdo a través de esa sensación que quedó en el aire y que junto a los caídos ingleses, los que quedaron allá en suelo nuestro descansen también  en Paz. 


DONATO DECINA

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