Benjamin Britten (1913/1976): “War Requiem” (Requiem de
Guerra). Orquesta Estable del Teatro Colón, Director: Guillermo Scarabino.
Solistas: Tamara Wilson (Soprano), Enrique Folger (Tenor), Victor Torres
(barítono). Coro Estable del Teatro Colón, Director: Miguel Martinez. Coro de
Niños del Teatro Colón, Director: Cesar Bustamante (también este último, Organista),
Diseño de Luces: Gonzalo Cordova. Teatro Colón (24/09/13).
Quienes son seguidores
del “Opera Club” Sábado a Sábado y sintonizaron o escucharon por Internet
nuestro último programa, recordarán la coincidencia que mantuvimos Roberto
Blanco Villalba y quien les escribe, respecto a que Lord Benjamin Britten
merecía un mejor homenaje dentro de la programación del Teatro Colón de la
presente temporada. No cabe duda que ha
sido uno de los últimos grandes operistas de los últimos tiempos (A decir de
Roberto, el último) y, entonces, dentro de un abono de ópera, semejante nombre
y semejante trayectoria, merecían un mejor destino en la grilla. No porque el
“War Requiem” no sea algo intrascendente, todo lo contario, sino porque alguien
que dio entre otras “Peter Grimes”, “Albert Herring”, “Billy Budd”, “Muerte en
Venecia”, “Sueño de una Noche de Verano”, “La Violación de Lucrecia”, “Otra
Vuelta de Tuerca” y tantas otras genialidades, quedar reducido a un concierto
sinfónico-vocal-coral dentro de un abono de Opera y con el costo de la
localidad actual, no parece haber sido la mejor elección aunque después de todo, a Wagner le fue peor.
Luego del espantoso “anillito”, este año del bicentenario sólo la Filarmónica
lo recordó. La obra requiere un
impresionante orgánico orquestal que incluye un grupo camarístico aparte. Tres
voces solistas, Un coro Mixto, Coro de Niños y Organo . Britten recurrió al
Ordinario en Latin de la Misa de Difuntos, al que le intercaló poemas en Inglés
de Wilfred Owen. Compuesta por encargo para la reinauguración de la Catedral de
Coventry, destruida por el bombardeo de la Luftwaffe Nazi, la obra vio la luz finalmente el 25 de Mayo de
1962. Heather Harper (quien reemplazó a
su colega Galina Vishnevskaya, imposibilitada de salir de la entonces U.R.S.S.
ya que sus autoridades resistieron la contribución de la artista para estrenar
una obra que recordaba a los muertos de uno y otro bando), Peter Pears (pareja del Compositor) y Dietrich Fischer
Dieskau, representando a las distintas naciones envueltas en el conflicto. Hago notar que durante el conflicto, Pears y
Britten, aún cuando lograron quedar eximidos de ir al frente de batalla, como
contrapartida, actuaban para los soldados interpretando canciones de corte
Folklorico, las que eran bien recibidas por la tropa. Hay pasajes de
Magnificencia, otros de corte intimista, otros de polifonía y un final místico
que se va perdiendo en el aire. Mientras la Soprano y los coros cantan la
liturgia, los solistas masculinos tienen la parte vocal de los poemas.
Dentro de estas
premisas, Guillermo Scarabino asumió la concertación de esta obra imponente, su
trabajo fue muy satisfactorio. Tal vez hubiera hecho falta una pizca más de ese
sentimiento que Britten trasunta en sus partituras y que esperemos en las
próximas sesiones se obtenga. El desempeño de los instrumentistas de la Estable,
tanto los que formaron parte de la masa orquestal, como los que formaron parte del grupo de cámara
fue irreprochable en todo sentido. El Coro de Niños preparado por Cesar
Bustamante, ubicado estratégicamente en la Araña de la sala como en las mejores
épocas, con una iluminación de color ámbar como entorno, respondió
magníficamente. En cuanto a Bustamante organista, fue correcto, aunque no
entiendo porque teniendo en Nuestro medio organistas de sobrada jerarquía, no
se convocó a alguno de ellos. El Coro Estable sonó convincente en todos los
momentos en que se lo requiere. Vamos a
los Solístas. Tamara Wilson fue una gratísima sorpresa, muy buena Voz, bien
colocada, buenos graves, buena zona aguda, su currículum establece que tiene
asumidos algunos roles de Operas que suenan para la próxima temporada. ¿Prueba
para ver si califica para próximas visitas?. Por lo escuchado, puede ser, ¿será
entonces?. Enrique Folger mostró garra y capacidad, más allá de que en algunos
pasajes más sutiles, las mismas (sutilezas) le costaron un poco. Victor Torres
estuvo en su salsa, su actuación fue descomunal, sin dudas lo mejor de la
noche. Además de la luz de araña para el coro de Niños, Gonzalo Cordova manejó
en diferentes momentos de la obra la intensidad de las luces de escenario, son
efectos que no me convencieron y menos dentro de un concierto. No puedo menos que coincidir con el breve
comentario de Scarabino que se incluyó en el programa de mano. Con ese místico
final que se va extinguiendo en el aire, sentí la misma sensación en el alma
que tuve en Junio de 1982. Al fin y al cabo Yo soy de esa clase, los recuerdos
me pesaron y vaya entonces para mis compañeros de estudio y los conocidos que
fueron al frente, de los que algunos
quedaron allá, mi recuerdo a través de esa sensación que quedó en el aire y que
junto a los caídos ingleses, los que quedaron allá en suelo nuestro descansen
también en Paz.
DONATO DECINA
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