viernes, 16 de agosto de 2013

MOMENTOS INTERESANTES



Teatro Colón: Concierto de abono de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director:  Enrique Arturo Diemecke. Solísta: Marcos Madrigal (Piano). Programa: George Gershwin: Rhapsody in Blue.  Gustav Mahler: Sinfonia N° 5 en Do Sostenido Menor. 15/08/13.
  El título del comentario de Este concierto al que se lo llamó “Popular y Brillante”, se refiere a que tuvo eso: Momentos. Momentos de color en la Rhapsody in Blue, donde a pesar que la Orquesta demostró una fenomenal preparación, Marcos Madrigal se reveló como un intérprete al que por instantes le faltaron variedad de matices para estar a la altura de la obra y  que a pesar de ello, recibió una buena dosis de aplausos como para justificar ¡Tres Bises!:  Dos de Alberto Ginastera: Danza del Gaucho Matrero y Danza de la Moza Donosa y uno de Ernesto Lecuona, la celebérrima “Malagueña”, en donde Madrigal mostrara acaso su mejor veta interpretativa. Momentos en la quinta de Mahler, en donde Diemecke  mostró un interesante enfoque fuera de todo estereotipo, pero mientras El tuvo en todo momento concentración, la agrupación no respondió totalmente con el empaste que la obra requiere. Veamos: En el primer movimiento, luego del llamado de la trompeta solista y del primer estallido de la masa orquestal, se oyó una interesante prolongación de compás en la entrada de las cuerdas del motivo de la marcha fúnebre inicial. Sin embargo en la frase final de trompeta, una grosera pifia del interprete sacó del contexto la música.  En el segundo movimiento, pasajes a mayor velocidad de lo habitual en el desarrollo del tema tormentoso. En el Scherzo, tal vez el mayor acierto del conductor mexicano,  el hacer  tocar de pie al solista de trompa en sus solos (¡bravo Fernando Chiappero!), pero aquí surge nítido un tema de empaste y es que la hilera de primeros violines no respondieron a la intención del Director en el Crescendo que lleva a la explosiva coda final  y los golpes de arcos no fueron los esperados. Un Adagietto que mostró momentos interesantes, aunque uno esperaba la prolongación del último acorde para que engarce perfecto con la primera nota del último movimiento a cargo de la trompa solista y en la fuga expresada en el Rondó Finale, se escuchó a una orquesta correcta, pero sin el plus de concierto que sí se percibió en la quinta de Bruckner del concierto anterior, aun cuando en las tres últimas variaciones y la coda final se produjo el mejor momento de la noche gracias al sostén de la tensión, la fuerza y grandiosidad que la partitura muestra, más allá que también un clarinete tuvo su momento de grosera pifia, claramente percibida.  En suma el título de esta crónica Momentos interesantes, pero tal vez, sobre todo en Mahler,   hace falta algo más para una versión redonda.

DONATO DECINA

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