Del libro : GABRIELLA BESANZONI
Autor : Roberto Di Nóbile Terré
¿Como era GABRIELLA BESANZONI?
Artisticamente fue la más grande
mezzo-contralto italiana del siglo XX. Ya lo dijo Giacomo Lauri Volpi en su
libro
“Voci parallele”: “En la ópera
Carmen, la volubilidad salvage, voluptuosa y feroz de la gitana de ojos de
lobo, que se
mueve sobre sus caderas,
insinuando furtivos madrigales y lanza miradas asesinas, se reflejaba en la
mímica, en la voz,
en las palabras y las intenciones
de Ella con tal vis expresiva y trágica, que daba la ilusión de estar hecha de
tierra
andaluza....”
Si bien mi biografía es la única
existente, sí podemos decir que centenares de artículos periodísticos y
entrevistas, la presentan como la diva que fué durante sus veinticinco años
profesionales. ¿Aparece por lo tanto en ellos la personalidad de Doña Gabriella? Puedo asegurar que no. Así
como ella se manifestaba en sus personajes,
interpretando a Ulrica, era en
verdad Ulrica, cuando cantaba Carmen, era Carmen, o con Adalgisa, Azucena,
Orfeo, ella
vivía exclusivamente sobre las
protagonistas. ¿Como era entonces
realmente Doña Gabriella, en la intimidad? Eso fue
lo que descubrí tratándola
durante dos años.
El 28 de Mayo de 1958, provisto de una
agenda y un bolígrafo, comencé a tomar notas de todo lo que veía y oía,
durante las largas horas en que
se desarrollaban las lecciones de canto en casa Besanzoni. Muy pesadas me
hubieran
resultado, las 3 y a veces 4
horas, en las que veía desfilar a todos sus alumnos, si no me hubiera dedicado
a tomar
notas mientras esperaba turno.
¿Cómo era Gabriella Besanzoni? La respuesta
a la pregunta del título la tuve con el
correr del tiempo. Desde mi sillón
de espera tuve tiempo, si señor,
mucho tiempo para observarla. Su personalidad tenía muchos matices y lo
podremos
ir viendo durante el desarrollo
de mis notas. Ante el público, ya fuera "su público", sus alumnos o
una reunión de amigos, mantenía el tipo extraordinariamente, era brillante,
impactaba a todo aquel que la viera por primera vez, agradable y simpática en
grado sumo, poseedora de una sonrisa abierta y alegre, culminando todo en una
carcajada espontáneamente explosiva. Contagiaba al auditorio que
"embobado" se dejaba arrastrar por esa personalidad exuberante. Donde
estuviera, era el centro de la atención y de la admiración. No en balde poseía
muchos años de experiencia sobre las tablas y muchos años en medio de un gran
ambiente social. En el fondo siempre observé la pose, o sea la influencia
escénica. Explosivamente emotiva, hasta tal punto que contagiaba a los presentes
del sentimiento que la embargara en ese momento. Presencié varias ocasiones,
pero recuerdo principalmente, por haber ocurrido en día de lección en su casa,
el fallecimiento del Papa Juan XXIII, con impresionante derrame de lágrimas y
el consiguiente lento descender de las pinturas. Y otra, durante un almuerzo también en Villa
Rita, cuando de improviso y sin motivo aparente se pone a llorar
desconsoladamente, porque por su mente pasó de golpe el recuerdo "de su
Madre muerta". Y podría agregar también
aquella otra en que hace cantar a Ridolfo, uno de sus alumnos, el
"Addio alla mamma" de Cavalleria, lección que tuvo que ser
prácticamente suspendida, debido a la magistral interpretación dramática de Ridolfo
el que provocó un lagrimear general, con Doña Gabriella a la cabeza,
impresionados y además contagiados, sin visos de que tuviera un final a corto
plazo.Era bondadosa, no excesivamente, pero lo demuestran las ayudas que prestó
a algunos de sus alumnos.A una de las chicas con madre viuda, pasándoles una
pensión mientras estudiaba. A todos sus alumnos en general, brindándoles de
forma gratuita la enseñanza, y pagando a la pianista que nos acompañaba, la
señorita Bianca Cocchi, a mi ofreciéndome sus amistades para que colocara las
pieles de nutria traídas de Argentina, y que tanta necesidad tenía de vender
para mantenerme. En Brasil, su fortuna y parte de la de su marido en montar un
Teatro Lírico Nacional, el que le creó más problemas que satisfacciones. Este
tema lo toco en el libro con profundidad. Son innumerables las atenciones que
tuvo para con todos sus sobrinos de una y otra parte del océano.
Siempre le oí decir, que Ella
“nunca había tenido mucho control sobre el dinero. Sólo sabía gastarlo..."
y luego reía
graciosamente. Me sorprendió
muchísimo, que no mandara ayuda al barítono Carlo Galeffi, cuando el tenor
Giacomo Lauri Volpi encabezó una
colecta dentro del ambiente en su favor.
Como todos los mortales también tenía
su parte negativa.No le gustaba ser contradecida, nunca la oí discutir, al
menos no acaloradamente, pero se lo guardaba y en silencio
"machacaba". En muchas ocasiones se hizo negar telefónicamente por el
personal de servicio, y si era sorprendida contestando, imitaba la voz de uno
de ellos. Un par de alumnas desaparecieron de las clases sin dejar rastro y sin
que doña Gabriella diera explicaciones. Con el personal, por ejemplo la
doncella, era amable pero con mando y luego a sus espaldas decía “si supiera
que no la despido porque no hay otra......”.
Del chófer en más de una ocasión me dijo, “Roberto, acompáñanos al
teatro esta noche con tu coche, porque no me fío......”,haciendo referencia a
sus joyas.Y de su segundo marido, “ese es el cretino con el que me
casé....” Ella aporta datos de su
personalidad en una entrevista concedida a la periodista peruana Myriam (María
Wiesse)
el 31 de Julio de 1.920:
..........
-Soy de una sensibilidad y una
inquietud tal, que hacen de mi el ser más caprichoso y vibrante que se puede
uno imaginar. Esto es en el arte y en la vida, que para mi hacen una misma
cosa.
- No los ha separado Ud.? -
pregunta Myriam -
- No - responde - en mi van
íntimamente unidos. El arte es para mi la vida y de mi vida quisiera hacer
también una obra de arte. Ante todo le diré, que yo en cuanto puedo hago lo que me gusta. Soy
independiente de una manera ..... salvaje. Por ejemplo, si después de una
"tournee", se me antojara ir al Japón con amigos, lo haría....
.......... Es evidente que ha
hecho siempre lo que ha querido. Fue Ella misma. Nunca le importó "el que
dirán...". Lo demuestran sus amoríos, en una época en la que hacerlo no
era precisamente muy popular. Para esa época fue una avanzada liberal, audaz,
sin prejuicios, diría casi descarada.... después de todo ha tenido la sinceridad
de confesarlo y como me lo ha dictado, según lo prometido, así lo escribo.
Durante su período brasilero, vivió
como una reina. Adorada por su marido Henrique Lage, el que puso a sus pies
todos
sus caprichos. No obstante el
pacto entre ellos de abandonar los escenarios después del casamiento, más tarde
decidieron que volviera,
intentando con ello anular la nostalgia que les embargaba a ambos.
Poseía una personalidad arrolladora,
simpáticamente pícara. Le gustaba ser adulada, razón por la cual los estudios
en su casa, estaban dominados por el más absoluto desorden. Simplemente una
palabra halagadora, bastaba para apartarla de lo que debía ser su cometido, con
ausencia total de la más elemental técnica para el estudio del canto.
Necesitaba ser atendida, ser el eje
constante de toda reunión, las fiestas, los homenajes, admirada, en fin,
necesitaba tener siempre "público". Y hacer diabluras, afirmando
disfrutar tanto con ellas. Romper la rutina del quehacer diario. Como aquella
ocasión, una de las varias en que me pidió le hiciera de
"guardaespaldas" al salir del teatro, sabiendo que yo asistía a todas
las representaciones como claque y con enorme sorpresa mía y de su chófer, no
se dirige a su coche, sinó que con
soltura y mucha picardía, corre y
cogiéndome de sorpresa se acomoda en mi modesto y pequeño Fiat 600. Su
ampuloso vestido de raso verde no terminaba de acomodarlo ya que le impedía cerrar la puerta. El interior se
iluminó debido al amplio muestrario de joyería que cubrían, sus dedos, brazos y
cuello. Durante mucho tiempo reímos como dos niños, mientras llamábamos la
atención de los paseantes por nuestras sonoras carcajadas. A todo ésto, Antonio
el chófer, nos seguía a corta distancia, se habían invertido los papeles.
Bajo el aspecto artístico, Gabriella
Besanzoni, fue la mezzo-contralto de mayor carisma en el mundo lírico durante
el período que abarca desde su debut en el año 1911, hasta más o menos 1935,
aunque luego se haya retirado en Roma, Termas de Caracalla, en 1939.¿Porqué no
obstante su fama grabó tan pocos discos?. Es una pregunta que nos hemos hecho
muchos estudiosos del tema. No creo haya nadie capaz de afirmar rotundamente
las razones, pero creo que podemos aventurar algunas hipótesis.
En el momento en que la contrata la
discográfica Victor, simultáneamente lo hace también el Metropolitan, en el
momento más álgido de su carrera y con cachets de primera figura. Pero
encuentra tanto en el Teatro como en la prensa, ciertas críticas, que pueden o
no haber estado justificadas. En ese momento era la estrella del Metropolitan
la alemana Matzenhauer, que tenía coincidentemente las mismas óperas de la
Besanzoni. Según las declaraciones de Doña Gabriella, "la alemana hizo lo
imposible para que no fuera contratada" y según lo que nos dice el
pianista polaco Arturo Rubinstein en su voluminosa autobiografía, la Besanzoni
le reveló "ha pagado una claque para que me abuchearan". Si a esto agregamos
los comentarios de los periódicos New York Sun, de Diciembre 1919, Musical
América, de Noviembre 20 de 1919, o las columnas del periodista Pierre V. R.
Key, nada favorables, podemos considerar una posible campaña en contra.
Creo que podíamos agregar la diferencia
temperamental entre la Besanzoni, latina, itálica, mediterránea, con
interpretaciones denominadas por algunos americanos, histriónicas o exageradas,
sobre todo en Carmen, y la de la alemana más sobria y estática, y posiblemente
de más agrado al público de aquella época. Es también oportuno repetir la frase
que el Sr. Gatti, del Teatro Metropolitan de Nueva York, dirige al Mº
Bamboscheck: "Con una mujer extravagante y desordenada, es necesario tener
mucho cuidado. En ningún caso es conveniente dejar en sus manos las partes que
tengo preparadas de acuerdo con Ella".
Es evidente que fue y actuó como una
diva. Pero aún podríamos agregar algo más, para demostrar que actuó durante
todo su período norteamericano bajo una gran presión. La compañía Wolfsons, la
contrató para dar 10 conciertos a razón de 3.000 nada despreciables dólares
cada uno, en varias ciudades, pero imponiéndole la condición de incluir
canciones populares, que hasta ese momento Doña Gabriella había excluido de su
repertorio, y sin tener el tiempo de prepararlas convenientemente. En esas
condiciones, creo que cualquier cantante ante tantas presiones acumuladas, consideraría un posible
detrimento de sus cualidades artísticas.
Y para terminar y volviendo a los
discos, podría ser que por su temperamento haya sido poco paciente, intolerante
o nerviosa, sobre todo dada la cantidad de tomas para cada parte grabada, como
por ejemplo: "Il di che v'amero", de Carmen, 11 tomas; para
"Voce di donna" de Gioconda, 17 tomas; "S'apre per te il mio cor" de
Sansone e Dalila, 17 tomas; "Stride la vampa", de Trovatore, 19
tomas, etc, etc.,
Analizados todos los inconvenientes
que tuvo durante el período norteamericano, podemos considerar que dado su
carácter haya terminado por cansarse de las grabaciones y decidiera abandonar.
Podríamos aún agregar algo más y es que ya en esa época sus relaciones con el
pianista polaco Arturo Rubinstein, habían comenzado a espaciarse, primero por
las actuaciones separadas de ambos y luego porque Rubinstein nunca vió con
buenos ojos, esta relación
demasiado larga.
Comencé con una cita de Giacomo Lauri
Volpi y voy a terminar con otra del escritor italiano Gabriele d’Annunzio, el
que escuchándola cantar dijo y escribió, “es la voz del Arcangel Gabriel y de
Orfeo, identificados en la Anunciación del verbo
canoro. La Favorita, después de
la Besanzoni, no ha tenido una “Leonora de Guzmán” que justifique la tragedia
de una mujer, disputada entre un Rey de Castilla y un Héroe....”
PARA ESCUCHAR
No hay comentarios:
Publicar un comentario