Concierto a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional,
Director: Pedro Ignacio Calderón. Solista: Lucrecia Jancsa (Arpa). Programa:
Gilardo Gilardi: Obertura Tritematica. Serguei Prokofieff: Suite del Ballet: Le
Pas D’Acier Op.41. Gabriel Pierne: Concertstück en Sol Bemol Mayor op. 39.
Maurice Ravel: Daphnis et Chloe Suite Nº
2 del Ballet. (Auditorio de Belgrano 5/07/13).
Un programa que tuvo
a dos composiciones raramente oídas en Ntros. Auditorios como eje central de la
noche, fue el ofrecido por la Sinfónica Nacional en esta presentación en el
Auditorio de Belgrano, bajo la guía de Pedro Ignacio Calderón. En el comienzo, cumpliendo con su cometido de
difusión de compositores nacionales, se pudo escuchar una muy buena y ajustada
versión de la Obertura Tritematica de Gilardo Gilardi, uno de los exponentes
más lúcidos del nacionalismo musical argentino. Oír la exposición de cada uno
de los temas que van enlazándose entre si, permite apreciar la habilidad
orquestadora del compositor y en este caso también a cada sector de la
Nacional, que explica el porqué de la homogeneidad del sonido del conjunto.
Calderón conoce la obra a fondo. Quién esto escribe le ha escuchado no menos de
tres versiones con la Orquesta y siempre ha sido garantía de buen resultado
como lo fue esta. Ha sido acertada su inclusión en este programa y es también
reparar a un gran músico argentino, a veces injustamente olvidado, pero al que
en los últimos tiempos se lo ha revalorizado, como lo prueba no solo esta
inclusión, sino también, la programación
reciente del “Gaucho con Botas Nuevas” por parte de la Filarmónica. Es
de esperar, la inclusión de obras como “Piruca y Yo” o fragmentos de “La
Leyenda del Urutaú”, para que los nuevos oyentes tengan acceso y conocimiento al legado de Gilardi.
La segunda obra
escuchada fue la suite del ballet “Le Pas D’Acier” (Los Pasos de Acero) de
Serguei Prokofieff. Obra compuesta a finales de la década del veinte del pasado
siglo, por encargo de Diaghilev para los celebres “Ballet Russses”, narra la
historia de amor entre la operaria de una fabrica y un marinero, y se la considero en su época una vuelta de tuerca en la línea argumental, donde se pasó de los cuentos de hadas a un
relato cotidiano de esa época y, para muchos, el comienzo del acercamiento del
compositor a los ideales vigentes en la Unión Soviética de entonces. Como tal
se la pudo apreciar en Europa hasta la desaparición del empresario y llegan
noticias en las que consta que solo se
tienen datos precisos de una exhumación producida en New Jersey (E.E.U.U.) en
el año 2005, por una compañía Norteamericana de danza. En esta oportunidad, la
selección abarcó los números de: “La Entrada de la Gente”, “Los Oficiales”, “El
Marinero y la Operaria de la Fábrica” y “La Fabrica”. Se puede apreciar una
orquestación mas homogénea y brillante que en el ya célebre “Romeo y Julieta”,
tal vez, justamente, por la línea argumental que acabo de describir y aquí
encontramos material que a Calderón le viene como anillo al dedo y donde extrae
de la orquesta todo lo mejor y logra un acierto rotundo al programarla.
En el comienzo de
la segunda parte se ofreció la Concerstück para Arpa y Orquesta del francés
Gabriel Pierné. Discípulo de Cesar Franck, organista, sucesor del belga a la
muerte de Este en la iglesia en la que ejercía. La influencia de Franck es
notoria en esta pieza. Imposible no recordar el pasaje de las Arpas en los
segundo y tercer movimientos de la Sinfonía en Re menor. Al ser raro el
repertorio, en lo que a este instrumento respecta , esta programación (No me
atrevo a decir exhumación, o aún mas, si
fue un estreno, Yo en treinta años de oyente puedo afirmar que jamás la
escuché), ha logrado permitir el lucimiento de Lucrecia Jancsa, la notable
solista de la Orquesta que lo interpretó, evidenciando sólidos conocimientos y
una total compenetración con la Orquesta y el Director, que le brindaron un
acompañamiento impecable desde todo punto de vista.
El cierre se
produjo con una brillante interpretación de la conocidísima segunda suite de
“Daphnis et Chloë” de Maurice Ravel, en la que Calderón contagió su entusiasmo
al conjunto y este respondió de manera ajustadísima y donde se destaca a Jorge
Slivskin en una notable intervención en el solo de flauta de la pantomima. Si
bien la duración del concierto fue muy breve, llamó la atención salir a una
hora donde algunos comercios aun permanecían abiertos y el subterráneo
funcionaba, valió la pena concurrir por el esfuerzo por rescatar y que se
conozcan estas paginas poco frecuentadas y por la predica permanente que
hacemos en el sentido en que debe renovarse el repertorio. Esperemos que para
la próxima vez, la difusión sea mayor y la sala esté mucho más ocupada que en
ésta ocasión (menos de la mitad).
DONATO DECINA
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