Richard Strauss (1864-1949): “Die Frau Ohne Shatten” (La
Mujer Sín Sombra”). Opera en Tres Actos (1919), con Libreto de Hugo Von
Hofmannsthal (1874-1929). Dirección Musical: Ira Levin. Dirección de Escena:
Andreas Homoki. Escenografía y Vestuario: Wolfang Gussmann. Dirección de
Iluminación: Frank Evin. Coro Estable del Teatro Colón, Director: Miguel
Martinez. Coro de Niños del Teatro Colón, Director: Cesar Bustamante. Orquesta
Estable del Teatro Colón. Interpretes: Stephen Gould (El Emperador), Manuela
Uhl (La Emperatríz), Jukka Rasilainen (Barak), Elena Pankratova (Esposa de
Barak), Iris Vermillion (La Nodriza), Jochen Kupfer (Espíritu Mensajero) y
demás elenco coprimario. Teatro Colón 11/06/2013- Gran Abono.
Y luego de 34 años
volvió “La Mujer Sin Sombra” a nuestro
Máximo Coliseo. Concebida por Hugo Von
Hofmannsthal como una comedia costumbrista, llevada luego como acción
operística, es inevitable tener en cuenta las similitudes con el universo de la
“Flauta” Mozartiana. Primera Guerra Mundial de por medio, finalmente en 1919
llegó a las tablas y entre nosotros gracias a Erich Kleiber primero y versiones
de Ferdinand Leitner después, llegamos a la recordada versión 1979 con Eva
Marton, Birgit Nilsson, Jess Thomas y
Levon Boghossian, con dirección del ,por entonces joven, Marek Janowski. Mucha expectativa por ver a
las figuras convocadas para esta versión. También que clase de puesta se vería
y como sonaría la Orquesta. Recordar y esperar a escuchar al Emperador, la Emperatriz,
Barak, su Mujer, la Nodriza, el Mensajero, pensar en la sombra del siempre omnipresente Keikobad. Llegamos al
momento ansiado. Arriba el telón.
No cabe duda que el
plato fuerte de esta versión es la parte vocal y es el pilar fundamental que la
sostiene, dentro de los mismos tuvimos el privilegio de escuchar a una
convincente y muy segura Manuela Uhl como la Emperatriz. Voz sín fisuras, buena
actriz, dio en lo justo en su personificación. Elena Pankratova como la
tintorera, cumplió también una actuación ampliamente satisfactoria tanto en lo
vocal como lo actoral. Su “Comedia de enredos” con Barak fue resuelta con voz
segura y mucha inteligencia. Iris Vermillion, fue una nodriza de lujo con canto
y actuación descollantes. Jukka Rasilainen lució aquí mucho más cómodo que en
el Wotan del nefasto “Anillito”, cumpliendo a carta cabal un rol que
evidentemente le viene como anillo al dedo. Mis felicitaciones a la Dirección
de Estudios por la selección de todos los roles coprimarios a cargo de
cantantes argentinos que lucieron todos en conjunto. Sería injusto de mi parte
elevar a algunos por sobre otros. Diferencias no hubo y lucieron todos por
igual, Bravo! Ajustados los Coros, tanto el Estable como el de Niños. En Cambio
y párrafo aparte Stephen Gould como “El Emperador” fue lo más flojo de la
noche, al límite y con un timbre poco grato. Lamentablemente no lució.
Vamos a lo discutible. Puesta: Demasiado austera, economía de
recursos, bien iluminada pero a mi juicio muy poco imaginativa. Faltó fantasía.
Demasiado librada a separar ambos mundos por la sola presencia de una globo en
el escenario. Vestuario concebido como una prolongación de la escenografía.
Todo muy igual, ningún cambio y que el
público se exprima los sesos. Esperaba más. Orquesta: Ira Levin ofreció una
correcta lectura, pero carente de vuelo interpretativo, por momentos con
llamativa imprecisión en el primer acto por parte de la sección percusión y en
el general todo muy lavado y falto de fuerza, esa que caracteriza a los
momentos fuertes que en Richard Strauss encontramos permanentemente. Lo dicho,
lo vocal salvó a una muy floja concepción del espectáculo.
DONATO DECINA
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