PROMETE, PERO EL
COMIENZO FUE DISCRETO
Teatro Argentino de La Plata: “La Traviata” Opera de Giuseppe
Verdi con Libreto de Francesco María Piave, basada en “La Dama de las Camelias” de
Alexandre Dumas (H). Intérpretes: Marina Silva (Violetta Valery), Darío
Schmunck (Alfredo Germont), Omar Carrión (Giorgio Germont), Rocío Arbizu (Flora
Bervoix), Francisco Bugallo (Gastón, Vizconde de Letorieres, Luís Alberto
Jáuregui Lórda (Barón Douphol), Sebastián Sorrarain (Marques D’Obigny), Víctor
Castells (Dr. Grenvil), Claudia Casasco (Aninna), Ricardo Franco (Giuseppe),
Leonardo Palma (Un Criado), Felipe Carelli (Un Mensajero). Orquesta Estable del
Teatro Argentino de la Plata. Director: Diego Censabella, Coro Estable del
Teatro Argentino de La Plata. Director: Hernán Sánchez Arteaga. Figurantes de
Escena Bailarines con la coordinación de Mariana García y Micaela Fuentes.
Dirección de escena, Diseño escenográfico, de Vestuario e Iluminación de Willy
Landín. Teatro Argentino de La Plata, 29 de Marzo de 2015.
El Coliseo Platense
abrió sus puertas a la lírica con una reedición de la puesta presentada el año
pasado de “La Traviata”, con firma de Willy Landín. Es evidente que aún el
público platense solo responde a los títulos clásicos, porque mas allá de los
intentos de ampliación y renovación del repertorio, solo puede apreciarse el
lleno de sala ante un “gancho” como el de la inmortal página verdiana.
Reponerla, supuso una vuelta de tuerca sobre lo trabajado el año anterior. Lo
ingrato, la deserción de Paula Almerares por un problema de salud que la obligó
a un reposo vocal absoluto, por lo que
el peso del protagónico recayó en Marina Silva, de cuyo desempeño me referiré
en las próximas líneas. Todo lo que pueda decirse de “Regie”, elenco, orquesta,
coro y bailarines, tendrá consecuencia directa de la lectura plana de Diego
Censabella, la que por ello no se la puede llamar concertación. Fue Anodina,
falta de matices, ni que hablar de vuelo poético, toda igual. Frente a este
estado de cosas se pudo apreciar un muy desajustado palco escénico con entradas
erráticas, aún de los mas
experimentados, lo que me llevó a plantearme si debía permanecer allí para el
resto del espectáculo o anticipar mi regreso a la Capital. La curiosidad pudo
más y abordé el segundo acto con la esperanza de poder encontrar mejores
resultados, que de no haberlos habido, ahí si me retiraría de la sala hasta la
hora fijada para el regreso del micro-ómnibus del Teatro. Solo la experiencia
innata de Omar Carrión y la entrega total de la pareja protagónica, hizo que el
espectáculo saliera a flote, manteniendo el interés de la platea ante cada
intervención de Estos. Por lo demás la actuación de los demás integrantes del
elenco, y aún el Coro Estable, solo rozó la corrección y ,en alguno de ellos,
apenas una “pasada de letra”, la que cuesta mucho creer, para un título que se
ha repetido en el Argentino casi “hasta en la sopa”.
En cuanto a la puesta
de Willy Landin, consistió en un gran “Dressoid” o “Toilette”, acompañado de un
gran cepillo, en cuya superficie transcurren los desplazamientos principales de
los protagonistas, los que acceden por una escalera situada estratégicamente en
uno de los cajones del mueble. Completan la escena Valijas antiguas, cajas de
sombreros y envases gigantes de productos de tocador de la época. Podrá variar
en muebles de jardín en el primer cuadro del segundo acto, un gigantesco collar
en la parte superior del mueble mas algunas arañas en el segundo cuadro y la infaltable cama y el ventanal en el
tercero. Para la escena de la fiesta de Flora, se completó la vista con el
detalle que una de las cajas de sombreros se transformaba un Caja de música con
la clásica “Bailarina Vestida de Rojo”,
girando dentro de ella y la tapa de una caja de bombones se daba vuelta
para que el paño verde que la forraba, se transforme en la mesa de juego que
provocará el reto a duelo entre Douphol y Alfredo. Haciendo una prolija lectura
de este panorama, deduzco que por ser Violetta
una prostituta que ejercía su oficio con gente de la nobleza, solo
pueden guardarse los secretos en un solo lugar y es en el cuarto en el que desarrolla su trabajo y de
ese ambiente es el “Toilette” en donde lo atesora, como muchas mujeres lo han
hecho a lo largo de la vida. El ir y volver de los personajes, se efectúa a
través de la escalera que está estratégicamente situada en un cajón de ese
mueble, por lo que lo hacen al servicio de la historia apareciendo y
desapareciendo por allí, según la circunstancia. Sólo de esa manera entiendo Yo
el sentido de la puesta , la que tuvo detalles de poco gusto en la coreografía
inicial de los mozos, danzando bandeja
en mano al mejor estilo de las colas de películas que abrían el inolvidable
“Hollywood en Castellano” de los Sábados a la noche en el viejo canal 11, la
que peor aún ocurrió en el segundo cuadro del tercer acto, cuando aparecen en
Frac en la parte superior del cuerpo y
Calzoncillos en la parte inferior, haciendo recordar a este cronista la
cartelera de la revista oficial del Teatro Astros de comienzos de 1980 donde
las fotos de los cómicos eran de idéntica forma. Dejando de lado estos
detalles, hubo escasa marcación en el primer acto, la que luego fue
recomponiéndose a lo largo del resto de la obra y absteniéndonos de esta
situación grotesca que referí, es un concepto interesante que el Director de
Escena deberá profundizar a futuro.
Si se tiene en cuenta
la presencia de títulos como “Carmen” Y
“Otello”, entre otros, estamos en presencia de una apuesta muy
fuerte para la temporada, pero el comienzo, fue con una función
apenas discreta.
“Otello”, entre otros, estamos en presencia de una apuesta muy
fuerte para la temporada, pero el comienzo, fue con una función
apenas discreta.
Donato Fabián Decina
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