domingo, 21 de septiembre de 2014

PROGRAMA DE CAMARA MUY EFECTIVO



Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Roberto Paternostro, Solista: Néstor Garrote (Oboe). Programa: Ralph Vaughan Willams: Concierto para Oboe y Cuerdas en La menor; Ramiro Gallo: Pequeño Concierto para Oboe, Cuerdas y Piano; Wolfang Amadeus Mozart: Sinfonía Nº 41 en Do mayor Kv. 551 “Júpiter”. Teatro Colón, 18/09/14.


Después de los cuatro programas Diemecke de largo aliento, la calma. Un apacible y tal vez muy corto programa de cámara, al que perfectamente se lo puede describir como un oasis, pero que de todas formas impone al concertador el desafío de saber ensamblar y preparar, frente a un orgánico reducido y un ámbito ante el cual no se escapan los detalles y se queda expuesto ante la menor falla.  Y aquí vaya el doble mérito tanto para Roberto Paternostro, el Director convocado, y para los músicos de la Filarmónica, que ratificaron el extraordinario momento que la agrupación pasa y la indiscutible calidad individual de sus componentes.

  La primera parte del programa, permitió apreciar una vez mas la categoría de Néstor Garrote, oboe solista de la formación porteña, quien abordó dos obras estéticamente muy bellas, a las que le aportó su técnica impecable y una muy sentida interpretación en ambas. En primer lugar el Concierto para Oboe y Cuerdas de Ralph Vaughan Williams, Obra de madurez que describe temas típicos de la campiña inglesa, no exenta de la tradicional “flema británica” que está presente en muchos momentos de la misma. Garrote demostró conocimiento cabal, exhibiendo expresividad, maravilloso y muy grato sonido y la ya señalada solidez técnica, extrayendo todo lo mejor del instrumento. La Orquesta se consustanció en el acompañamiento, redondeando Paternostro una labor sin fisuras. A renglón seguido, se ofreció el Pequeño Concierto para Oboe, Cuerdas y Piano de Ramiro Gallo, compositor de solida formación clásica, pero al que se lo distingue mas por sus trabajos de raigambre popular. Amigo personal del solista, compuso para El esta obra, en la que si bien se distinguen sonidos propios de Ntras. dos máximas expresiones musicales (Folcklore y Tango) , tiene la virtud que no se arrastra por lugares comunes (como podría ser el estilo Piazzolla), obteniendo por resultado una producto muy logrado, al que Garrote le sacó todo el jugo, ganándose el favor del público presente en
la sala. Rescato también el acierto de contratar para la parte pianística de esta obra a Leandro Marconi, ya que la parte reservada a ese instrumento es sostén del conjunto musical. Su conocimiento del repertorio popular posibilitó que el entendimiento con los demás haya sido óptimo y por eso la lógica decisión de Paternostro de hacerlo poner de pie al final para su destaque. Y hablando del Director, sorprendió aquí muy gratamente, pues demostró tener flexibilidad y adaptación a la música argentina y una vez mas extrajo lo mejor de la cuerda de la Filarmónica.

  La parte final quedó reservada para la gran “Júpiter”, el último de los aportes del genial Salzburgués al género sinfónico. Paternostro acertó rotundamente en la elección de los “tempi”, aunque la versión mostró la limitación interpretativa, ya que por momentos faltó “vuelo” y sutilezas, cosas que no se le pueden pedir a esta altura de su trayectoria. Empero,  mantuvo pulso firme y cohesión de conjunto, el que mostró una muy buena amalgama de sonido.


Donato Decina

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