“Bebe Dom o la Ciudad Planeta”, Opera en dos actos con Música
de Mario Perusso y Libreto de Horacio Ferrer. Interpretes: Gustavo López
Manzitti (Bebe Dom), Florencia Machado (Gea), Víctor Torres (Fargas), María
Victoria Gaeta (Lili-Cara de Feria), Miriam Toker (Alma Ciudad) y Elenco.
Puesta de Escena, Diseño de Escenografía, Vestuario e Iluminación: Marcelo
Perusso. Director de Orquesta: Mario Perusso, Director de Coro: Miguel
Martinez, Director del Coro de Niños:
Cesar Bustamante. Orquesta y Coro Estables y Coro de Niños del Teatro Colón.
Funciones del 20/10/13 (Estreno Mundial) y 25/10/13.
Debí asistir a dos
representaciones para poder emitir una opinión definitiva de este producto
complejo que el Colón encargó a su compositor en residencia, y cuyo estreno estuvo rodeado en los días
previos por influencias muy negativas, alguna de las cuales partieron por
escrito desde el matutino “Página 12”, cuyo crítico Diego Fischerman, cuestionó
la vinculación y el cargo de Compositor en Residencia que tiene el autor con el
Teatro, mientras hay otros creadores que deberían tener los mismos derechos
para hacerlo. Entiendo que la ley debe ser pareja para todos y aquí, Fischerman
cometió el error de hacer nombres propios, y mencionarlos en su artículo,
siendo todos ellos enrolados en una sola corriente estética con la que El
simpatiza. A las 72 horas del estreno se anunció la temporada 2014, en donde
hay un estreno Argentino encargado a otro compositor nacional (Oscar Strasnoy),
con el que evidentemente Fischerman comulga, mas otros ciclos del CETC con
obras de otros compositores nacionales.
No hay obras de Perusso (¿casualidad?),
y ahora elogia. Casualidad o no, el día del estreno mundial, un sector
de la fila 6 intentó en vano promover un abucheo al finalizar la obra con las
luces apagadas. El público siguió con los aplausos, aparecieron los creadores
en el escenario, los aplausos continuaron, y al cerrarse el telón, nuevamente, y en forma cobarde, intentaron abuchear una
vez más. Una situación igual se vivió en el mismo abono vespertino, el año
pasado durante la función de “La Pasión según San Marcos” de Golijov. Si a uno no le gusta el trabajo,
al llegar el intervalo se va (como muchos lo hicieron). Si se está disconforme, puede optar por
elevar su queja y pedir el reintegro del importe de la entrada. Entonces,
descartadas ambas cosas, el intento de abucheo responde a una agresión
orquestada, sín dudas, a la que el público, magníficamente no adhirió. Algunos
gritaron “¡Vergüenza!”. ¿De que?. ¿Se Ofendió a alguien?. Obvio que no. También
Yo esperé en la conferencia de prensa, que Fischerman le dijera a García Caffi
sus cuestionamientos. Nada de ello ocurrió. Saque cada cuál sus conclusiones.
Entrando de lleno en
lo artístico, “Bebe Dom o la Ciudad Planeta” es un producto que adquiere los
ribetes de denuncia. Fundamentalmente se centra
en mostrarnos costumbres de la vida cotidiana actual que se arraigaron
en Nosotros sín que nos diéramos cuenta y su moraleja en definitiva, es que si
nos detuviéramos un poco y tomamos conciencia, se pueden llegar a hacer cosas
para mejor. La dificultad para mostrarlo radica, en que el libreto de Horacio
Ferrer propone una sucesión de escenas en donde se van presentando sucesivamente
los cuatro protagonistas centrales y unacantida abrumadora de personajes
secundarios, algunos de la típica “Bohemia porteña”, que se van agolpando de
tal forma que se necesita un primer acto de una hora veinte minutos para
mostrarlos, avanzar en la historia y desencadenar el drama. Vamos desde el
“canillita”, las mendigas, los pregoneros, los calaveras, los borrachos
(arquetipos todos de una Buenos aires que se fue), una tribu punk actual
llamada “Hormurcurats”, que surge de abreviar Hormiga-Murciélago-Cucaracha y
Rata y que hacen todas clase de desmanes a cambio de pago (Justo en la previa
todos conocimos el caso de la barra Brava de Colegiales), una ciudad que
colapsa, trafico, desborde de ríos, cloacas que desbordan, documentos que se
roban del Congreso y se queman provocando una nube de smog. Y llegamos al nudo
principal. Un arquitecto soñador, idealísta y Bohemio (Bebe Dom), con pinta de
Jorge Newbery (la vestimenta es igual a la que el célebre dandy usó el día de
su fatal accidente en “Los Tamarindos”), famoso por pasársela en un bar con el
infaltable vinito en la mesa. Un
inescrupuloso empresario (Fargas), dueño de un emporio que va desde el
infaltable banco, los negocios “non sanctos” y el tráfico de influencias.
Distanciado de su hija (Lili-Cara de Feria), que a los quince años dejó el
hogar y se convirtió en cantante de bar (O Cabaret), ganada por la droga. Una
Empleada suya (Gea), divorciada, madre de un chico autista, al cuidado de “Cara
de Feria”, sin saber que es la hija de su patrón y a la que Fargas ama y la
siente como su tabla de salvación, pero ignora que ella tiene un amor secreto
que cobrará forma en Bebe Dom, al que Lili también ama y Este no le corresponde.
Como se vé, mucho relleno para decir, que tal vez era típico de otros tiempos,
pero que ahora no funciona y debería pensarse en que si el producto quiere
supervivir a futuro, debería sometérselo a revisión y podar muchísimo, sobre
todo en el primer acto. El segundo, al tener el desarrollo del drama, se hace
mas ágil, aún cuando dos o tres escenas secundarias, retrasan innecesariamente
la acción. Hay un personaje que ocupa el rol de narradora de la escena (Alma
Ciudad).Tal vez sea algo así como el “otro Yo” de Ferrer, que ocupaba ese lugar
en “María de Buenos Aires”, y la tenemos como presentadora, desopilante
locutora de noticieros haciendo contrapunto con una intérprete de lenguaje de
señas, vendedora de globos, y algunas cosas mas, que va enlazando la historia a
su manera. Si tenemos en cuenta que se necesitaron entre actores y cantantes
nada menos que 32 co-primarios, tengan Uds. una pauta del gigantesco esfuerzo
que supuso para el Teatro montar el espectáculo. A semejante libreto, Mario
Perusso respondió con una música mas contundente que la mostrada en “Fedra”, su
anterior trabajo. Tenemos influencias innegables en Stravinsky, Ravel, Debussy,
Respighi, algo de Puccini, que son los compositores que ha abordado a lo largo
de su carrera y con los que se identifica. Hay momentos de una nobleza
excepcional como el cierre de la obra, donde la música es la verdadera
protagonista y dice todo. Como conductor, sobre todo en la segunda función que
Ví, logro un altísimo rendimiento de la Estable con momentos de un sonido
bellísimo. Dentro de Este panorama, sobresalió la labor de Marcelo Perusso, con
una ambientación escénica, iluminación y vestuario, sobresalientes. El Bar, el
despacho de Fargas, los dos departamentos de las mujeres y la recreación de las
escalinatas de Guido y Francisco de Vitoria en la Recoleta, el guiño a su padre
y al genero con un comienzo de segundo acto que recuerda a ”La Boheme” Puciniana que Mario Perusso tantas veces
dirigió, dan muestra de su capacidad ,y la de los técnicos del Colón, para dar vida a esta criatura. En lo actoral,
tuvo una marcación escénica impecable. Las partes habladas bien resaltadas y
las escenas de masas muy bien resueltas. Los coros sonaron ambos correctos y
bien ajustados. En los roles actorales, todos lucieron muy bien, pero entre
ellos sobresalió claramente Miriam Toker en el rol de “Alma Ciudad” y sus
caracterizaciones secundarias, como hilo
conductor de la historia y lo hizo sin fisuras. Finalmente en lo vocal, Gustavo
López Manzitti, salió airoso con su Bebe Dom haciendo una proeza. Víctor
Torres, muy cómodo en el rol del siniestro Fargas. Florencia Machado que superó
la prueba de su primer protagónico en el Colón con musicalidad sin fallas y me
reservo para el final a la gran heroína de esta puesta que fue María Victoria
Gaeta, que lleva el canto y la actuación en sus genes y que se mostró en escena
con una ductilidad y desenvoltura convincentes, cargándose la parte cantada del
espectáculo en sus espaldas y superando sobresalientemente la prueba, ganándose en justa ley las
ovaciones con que se la premió en las dos funciones que presencié. Aún con
altibajos notorios e intenciones que a
veces quedaron en el camino, el Colón cumplió sobrada y dignamente con la
creación argentina.
DONATO DECINA
Foto: Arnaldo Colombaroli
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