Foto de Arnaldo Colombaroli
Concierto N° 14 del Abono de la Orquesta Filarmónica de
Buenos Aires: Director: Enrique Arturo Diemecke. Solistas: Virginia Correa
Dupuy (Mezzosoprano), Ensamble Vocal Cámara XXI, Director: Miguel Angel Pesce.
Programa: Wolfano Alejandro Tobar: Kalamary (paráfrasis sobre temas de Lucho
Bermúdez). Alberto Ginastera: Popol Vuh Op. 44,. Heitor Villa-Lobos: Selva del
Amazonas, poema sinfónico para Voz, coro masculino y Orquesta. Teatro Colón,
19/09/13.
El título de la velada
fue “Esplendor Latinoamericano”, pero lo correcto debió haber sido “Esplendor
Sudamericano”, ya que los dos máximos exponentes de la música Sudamericana
lucieron a pleno en el Concierto que comentamos: Heitor Villa-Lobos y Alberto
Ginastera. Cada cual en su estilo, cada cual en su lenguaje. Y en honor a la
verdad, la Filarmónica lució a pleno para una sala que, afortunadamente, estaba
apreciablemente llena. Años atrás, la sala raleada para este repertorio era,
desgraciadamente, la norma. Por fin hoy, la tendencia parece revertirse.
La velada se abrió
con música de Colombia y Diemecke recurrió para ello a una paráfrasis de
Wolfano Alejandro Tobar sobre obras populares de su compatriota Lucho Bermúdez.
Antes de iniciar la interpretación, Diemecke hizo uso de la palabra para
contarle al auditorio que era lo que se escucharía en la primera parte, ya que evidentemente, no lo convenció la
escueta información del programa de mano, mas descriptiva que de profundo
análisis. La obra de Tobar es una orquestación de tipo brillante , con
abundante percusión dado el ritmo de las obras elegidas en la que nítidamente
sobresale la famosa “La Pollera Colorada ( o Colorá, en el habla colombiana)”,
que inmortalizaran en Ntro. Medio los célebres “Wawancó” en la década del 60.
Es indudable que la elección obedeció a una obra colorida antes de dar paso a
la densidad del material que Ginastera ofrece, Que sonó de manera espectacular,
más allá de las dos veces anteriores que fue interpretada en Ntro. Medio. La
profundidad de la versión, la riqueza de matices y la respuesta que obtuvo todo el orgánico
más el plus del brillante final, hacen que esta versión merezca la grabación
comercial. ¿Se podrá obtener el audio de la colega Radio Nacional para
hacerlo?. Créanme que puede competir de igual a igual con la comercial de
Slatkin – Sinfónica de St. Louis y superarla.
La parte final fue
igualmente espectacular, también con una explicación previa más interesante del
conductor mexicano y todo el color de Villa-Lobos logrado a la perfección. Todo
el detalle, paisaje, paleta de color y la riqueza de la cultura indígena que el
compositor brasileño detalla a pleno en su obra se plasmó en el escenario.
Virginia Correa Dupuy aportó inteligencia en su canto y el Coral XXI que
prepara Miguel Angel Pesce, hizo sus pequeñas intervenciones de manera
formidable. Más allá que Diemecke anticipó que hubo una reducción de Números ya
que la obra es más extensa, es evidente que lo hizo en aras de brindarle al
auditorio lo más concreto y logrado de la composición y no cansar al Auditorio
con pasajes redundantes. Originalmente la música era incidental para un film y
por eso se entiende la reducción planteada. La Justiciera ovación que
recibieron los intérpretes, premió una extraordinaria labor. Fue un espléndido programa que tuvo en al
auditorio, la repercusión que un trabajo de semejante calidad merecía. Los pruritos, afortunadamente van quedando de
lado. Lamento que muchos mas no fueron, cuando se tome conciencia de la
magnitud de lo ofrecido, lo van a lamentar. Entonces, si no fue, embrómese!.
DONATO FABIAN DECINA
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