sábado, 6 de abril de 2013

OPINIONES.






DUDAMEL CAUTIVO A UN COLON ABARROTADO


Concierto a cargo de la Orquesta Sinfónica Simón Bolivar de Venezuela. Director: Gustavo Dudamel. Programa: Stravinski: “La Consagración de la Primavera”. Revueltas: La Noche de los Mayas- Teatro Colón 3/04/2013.


           Quienes tuvimos el privilegio de presenciar desde 1986 las visitas de la Simón Bolivar de Venezuela y, en particular, las que desde el año 2000 realizan bajo la conducción de Gustavo Dudamel, no  podemos dejar de señalar  el crecimiento formidable que ambos han tenido. Orgullo lógico para José Antonio Abreu, mentor de ambos, presente como un espectador mas en la sala.

          No puede negarse que Dudamel posee una buena cuota de Osadía al formular los programas de concierto. También es innegable que posee capacidad de estudio y convicción al plantarse ante sus músicos. No menos cierto es que la Simon Bolivar por sus dimensiones (180 musicos), le ha permitido cristalizar desde muy joven sueños que a otros directores de su edad le están vedados.

         Uno de esos sueños es concertar “La Consagración de la Primavera”, además de hacerlo con el plus de colocarlo ¡ al inicio del programa!” de ahí la osadía que menciono de hacerlo al comienzo con una orquesta “En frío”. Era necesario?, yo no lo creo. De todos modos el resultado fue muy digno mas allá de algunas consideraciones como ser, tempi por momentos muy rápidos, llenos de vèrtigo, que puede estar presente pero con mayor tensión que es lo que a mi modesto entender no se logró, porque todavía a los 32 años le falta un golpe mas de horno para obtener con la madurez suficiente un enfoque mas profundo que la lectura mas superficial que fue ofrecida, la que por momentos adoleció de carencia de matices  producto de no atemperar algunos tutti orquestales  que tapan  las diferentes sonoridades por completo. También llamaron la atención algunas pifias de solistas, poco habituales en esta orquesta. Sín embargo Dudamel les infunde confianza como para que ellos continúen sin temores con la interpretación de sus partes. A esta altura del concierto el carísma del director sobre sus músicos se hace notar y es así que entrando de lleno en la segunda pare del programa , se oyó una correcta versión de la suite que el compositor mexicano Silvestre Revueltas extrajo de su música para la banda sonora del filme “La Noche de los Mayas”. Obra contundente,  de gran efecto,  que esta influenciada de forma evidente por “La Consagración….”. Aquí la Orquesta mostró su acostumbrada solvencia y a un Dudamel mas comodo en el repertorio latinoamericano, el que domina casi a la perfección. Solo cabe una pequeñísima observación y es que en el segundo tiempo de la suite (Noche de Jaranas), hubiera sido preferible una mayor justeza en la síncopa. Y es que Revueltas hace  una exposición de los ritmos indígenas y no una pintura que remite al “Salón Mexico” de Copland, que es lo que para mí se escucho. Sí, en cambio, logró momentos de mayor contundencia en los tutti orquestales y en las partes en “Fortíssimo”.

        No cabe duda que por su historia personal, por todos conocida, como asi también las de los jóvenes integrantes de la agrupación, Dudamel tiene ascendente sobre el público y súmese a ello la contribución efectuada por los críticos musicales de América del Norte y Europa mas el padrinazgo de los mejores directores de la actualidad (Abbado,  Barenboim, Maazel, Rattle), para que la sala del Colón luciera abarrotada. Se notó además una nutrida concurrencia de Venezolanos y hasta el toque pintoresco dado por un espectador de platea luciendo un poster del extinto líder Hugo Chavez y algunos asistentes que vivaron al difunto, para que tamaña efervescencia se viera compensada con generosos cuatro bises. Los dos primeros constituyeron lo mejor de la noche y en ambos casos Wagner en homenaje a su bicentenario: Preludio al tercer acto de” Lohengrin” y, al decir de Dudamel “la Musica mas hermosa jamás escrita”, expresada en una sentida interpretación de la “Muerte de Amor” de “Tristán e Isolda”, la que dio paso a los “Caballitos de Batalla” en la historia de los bises de ésta  agrupación: el joropo “Alma Llanera”  (acaso el segundo himno nacional venezolano), coreado por los que lo sabían y el malambo del Ballet "Estancia" de Ginastera  aunque sín la pirotecnia malabarística con la que lo hacen estos jóvenes habitualmente porque quizás,  como anunció Dudamel al comienzo, Orquesta y Director dedicaron el Concierto a la memoria de las victimas fatales de los temporales de Capital Federal y La Plata y , por supuesto, no había lugar para hacerlo así.

DONATO DECINA



LUCIERON LOS CUERPOS ESTABLES NACIONALES EN VIBRANTE LABOR 


Concierto a Cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional, Coro Polifónico Nacional (Director: Roberto Luvini), Coro Nacional de Jovenes (Dirección: Nestor Zadoff) y Elementos de las Bandas del Colegio Militar de la Nación y Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín. Director:  Guillermo Becerra. Solista Vocal: Darío  Volonté (Tenor). Programa: Requiem Op. 5 de Hector Berlioz. Basílica de Nuestra Señora de Luján (Luján) 2/04/2013.


                 A un exacto año de su interpretación por la casi totalidad de los participantes en la versión ofrecida en Mar del Plata a30  años del estallido de una guerra injustificada (esta vez solo fueron nuevos el Coro Nacional de Jovenes y los integrantes de las bandas militares), la Dirección Nacional de Musica y Artes decidió repetir la probada fórmula y hacerla en el sobrecogedor marco de Nuestra Basílica de Lujan y por cierto puede decirse que la decisión fue acertada  y el resultado, como se verá, harto satisfactorio.
          
               Antes de entrar en la materia, debo decirles que hubo una serie de inconvenientes y errores organizativos que resultan inadmisibles que se produzcan a saber: 1º) Ausencia total de programas de mano. El Director Becerra debió hacer a viva voz una reseña sobre lo que se iba a escuchar. 2º) La falta de rectificación de las gacetillas de prensa para señalar que el evento se adelantaba en el horario de inicio  a las 13 horas en lugar de la hora 19 señalada originalmente- 3º) La presencia de animales domesticos abandonados en el recinto de la Basílica sin que nadie intentara reubicarlos. 4) Por todo lo expuesto, imagínese la sorpresa de Peregrinos y Feligreses no previsto en los cálculos de nadie.

            Yendo a lo estrictamente  musical, la obra anticipa en mucho  al Berlioz de la Sinfonía Fantástica y a las cantatas compuestas para el concurso por el Premio de Roma, también a las fanfarrias fuera de escena que casi con exactitud encontraremos en el réquiem de Verdi. En cuanto a la concertación, la versión ofrecida fue sobresaliente. La acústica de nuestro templo mayor resulto funcional a la obra interpretada. La Orquesta respondió con solvencia a las indicaciones de Becerra  y  se logró un buén acople con los músicos de la banda en el momento mas vibrante. El Polifónico redondeó con innegable acierto una de sus faenas mas interesantes de los últimos tiempos y el Nacional de Jovenes respondió con solvencia a la altura del desafío. Los músicos de las bandas militares que tuvieron en cada sector a un instrumentista de la Nacional a modo de guía, cumplieron a satisfacción con su parte.

         Darío Volonte entonó encomiablemente su pasaje con total entrega y lució mucho mejor que en la versión marplatense. Se lo nota vocalmente mejor y con voz mas fresca. Cumplió con creces.

        Para lograr todo esto se necesitó de una mano firme y segura. Guillermo Becerra la tuvo y, además logró transmitir con carísma y fuerte convicción sus ideas. Su actual versión supero, y mucho, a la versión marplatense- Algunos pasajes de cuerdas, la intervención en el ofertorio de todos los elementos y ese final que se va apagando de manera conmovedora lograron terminar de cautivar a un público heterogéneo y ecléctico que se entregó  al disfrute y a vivir una maravillosa experiencia.

DONATO DECINA


1 comentario:

  1. Estamos a la escucha desde Colima, México, como todos los sábados... Un cordial saludo y un fuerte abrazo.
    Nidia Zotto y Guillermo Morín.

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