UN TALLER QUE CRECE
AÑO TRAS AÑO
Taller de Integración Operística del Instituto Superior de
Arte del Teatro Colón de Buenos Aires: “Trouble In Tahiti” (Problema en
Tahiti), Opera en un acto y siete escenas, Libreto y Música de Leonard
Bernstein (1917-1990). Interpretes: Vanesa Aguado Benítez (Dinah), Hernán Vuga
(Sam), Milagros Burga (Muchacha), German Polón (Muchacho I), Rodrigo Villani
(Muchacho II), Milagros Andaluz, Francisco Cruzans, Edgar Ocampo Orozco
(Actores). Orquesta Integrada por Alumnos, Docentes, Colaboradores y Ex
Docentes de la Academia Orquestal del Instituto Superior de Arte del Teatro
Colón, dirigida por Emmanuel Siffert. Diseño Escenográfico: Josefina
Nigro-Romina Stein. Vestuario: Luciano Parente Ormachea, Iluminación: Sebastián
Evangelísta, Diseño Audiovisual: Luciano Moreno, Diseño Gráfico: Elio Osés,
Director Técnico del Circuito Audiovisual de Televisión: Mariano Asseff,
Caracterizadora en Escena: Florencia Saraceni, Vestuarista en Escena: Ana Paula
Fernández, Stage Manager en Escena: Aldana Gerez Gigena, Composición
Coreográfica: Rodrigo Villani, Dirección Escénica: Romina Almirón. Teatro 25 de
Mayo, función del 04/12/16.
Una de las
iniciativas mas interesantes que año tras año desarrolla el Instituto Superior
de Arte del Teatro Colón (y que mas crecimiento demuestra), es el Taller de
Integración Operística, el que en cada muestra se va superando. Luego de la
interesante Perfomance del año pasado con el doble programa dedicado a Gian
Carlo Menotti, que integraron “El Teléfono” y “Amahl y los Visitantes de la
Noche”, llega la muestra de Este año con
un reto muy interesante: “Trouble In
Tahiti” (Problemas en Tahiti) de Leonard Bernstein, una obra de 1951, que aún
mantiene su vigencia. Podrán pasar de moda los ritmos o las formas de
composición, lo que no pasa de moda es la temática. Una pareja integrada por
dos seres que piensan de manera individual y no en la pareja y menos en el hijo
de ambos. Un ejecutivo triunfador que no
es feliz, una mujer que se siente sola. Se mienten a si mismos, evitan ir al
grano y la verdad sobrevuela la casa pero nunca se la enfrenta. La acción puede
transcurrir en cualquier ciudad de Estados Unidos que tenga zonas
residenciales. La rutina indica, desayuno temprano, el viaje diario en tren para
ir a trabajar, el lance con la secretaria de turno, el partido de Handball por
sobre la actuación del hijo en una obra de teatro en el colegio, el almuerzo de
negocios. Para la mujer, el Psicólogo, el colegio del hijo, el encuentro con
las amigas, hasta que el hastío desata la tormenta y entonces un encuentro
fortuito entre los cónyuges revela que ninguno de los dos desea prolongar ese
momento y las excusas están a la orden del día. Una ida al cine en solitario
por parte de Ella para ver la comedia “Trouble in Tahiti”, da el pie para una
crítica ácida y feróz, casi como un anticipo de la que a posteriori se viera en
“West Side Story” (por caso la canción al jefe policial por parte de la
pandilla de Tom), a la idiosincrasia Norteamericana y su sistema y a los
espectáculos “pasatistas” como forma de evasión. Luego de evadir una vez mas e
ir al grano con los problemas, la iniciativa del hombre será llevar a su mujer
al cine para ver……”Trouble in Tahiti”, para resignación de la mujer.
Todo el trabajo fue
asignado a través de un riguroso concurso. Romina Almirón fue la ganadora de la
selección. Su visión fue magnífica. Ambientarla en un Set de T.V. blanco y
negro, en donde cámaras actuales se encontraban revestidas por armazones que
las transformaban en las legendarias cámaras de T.V. que tanto admirábamos
desde 1951 a 1980, las que llevaban la imagen a Ntros. venerados armatostes a
válvulas, representados por una pantalla de proyección . La acción forma parte
de un capítulo de la novela, en donde el pequeño coro hace las veces de Maestro
de Ceremonias. Es por ello, que en los momentos de interludio veremos a la Vestuarista, a la
Caracterizadora y al “Stage Manager” en escena, integrados al espectáculo. Dos
Paneles dan vida a dos diferentes ambientes: la Casa y la Oficina, recreados al
estilo de la época. Tres actores van haciendo las veces de Extras: Milagros
Andaluz como la secretaria y la asistente que con el cartel de aplausos,
solicitará los mismos al público, como si todos formáramos parte del set. Francisco
Cruzans será el Psicólogo que ingresará a la casa desde adentro de la heladera
en una acción desopilante y Edgar Ocampo Orozco en el rol de Linyera que mora
en el parque en el que se cruzarán los protagonistas con una actuación muda
fantástica. Josefina Nigro y Romina Stein desarrollaron con acierto la
ambientación, la que en el vestuario de Luciano Parente Ormachea encontró
realce. Una muy buena iluminación de Sebastián Evangelista también permitió que
pudiera visualizarse de manera adecuada el trabajo televisivo muy importante a
cargo de Mariano Asseff. Hubo momentos en los que también se recurrió a
proyecciones que mostraban el movimiento
de la época en las grandes ciudades, tal cual como ocurría en los programas
televisivos de ese entonces, las que
fueron elegidas con acierto por Luciano Moreno, cumplimentadas por la gráfica
de Elio Osés. Milagros Burga y Germán Polón hicieron el coro de escena, en
donde cantaron y bailaron de manera estupenda. Debió haber intervenido un
tercer cantante, el que por una indisposición no pudo hacerlo. Fue suplantado
en forma muda por Rodrigo Villani, coreógrafo del espectáculo, que lo hizo con
envidiable soltura para lograr que ese percance pasara desapercibido. Sus coreografías
fueron oportunas y plenas de “swing” correspondiendo a la música.
La pareja protagónica
mostró seguridad, solvencia y estupendo desempeño. Vanesa Aguado Benítez como
la atribulada esposa dio en el “Physique du Rol” ideal, mostrando una cuidada línea de canto,
muy buena emisión y buena dicción. Actuó de manera convincente. Hernán Vuga fue
un estupendo Sam mostrando todas las miserias que esta criatura musical exhibe.
Tuvo gratísimo timbre, muy buena emisión y excelente actuación.
Otro acierto lo
constituyó la convocatoria al Suizo Emmanuel Siffert para la concertación del
espectáculo al frente de músicos seleccionados entre los actuales alumnos de la
Academia Orquestal del Instituto, ex integrantes, docentes y colaboradores que
sonó amalgamada, muy bien balanceada, con plena comunicación con el palco
escénico. Tuvo “swing” y plena
consustanciación con la música de Bernstein, por lo cual su desempeño fue
laudatorio.
La intención es
mejorar año tras año la calidad de estos talleres. Hay planes ambiciosos para
el año próximo. Esperemos que tengan la debida continuidad.
Donato Decina
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