martes, 20 de diciembre de 2016

SOLISTA INMEJORABLE + DIRECTOR INMEJORABLE = MUSICA PARA LOS DIOSES

Orquesta Filarmónica de Buenos Aires: Director Invitado: Carl St. Clair. Solista: Nelson Goerner (Piano). Programa: Leonard Bernstein: “Slava” (Obertura Política). Piotr Illich Tchaickovsky: Concierto para Piano y Orquesta en Si bemol menor, Op. 23. Dimitri Shostakovich: Sinfonía Nº 10 en Mi menor, Op. 93. Teatro Colón: 15 de Diciembre de 2016.

  Así como el desorganizado futbol Ntro. de cada día tiene sus calendarios de disputa “Alla Europea”, el Colón en general y la Filarmónica en particular parecieran correr en idéntico sentido, sino no hay forma de entender como puede ser posible que en pleno Diciembre, con un factor climático que preanuncia el que puede ser un rígido verano (y a pesar de la refrigeración de sala),  estén pendientes dos conciertos de abono de la Filarmónica, con el último a ofrecerse a escasas cuarenta y ocho horas de la Nochebuena. Jamás en mis treinta y tres años de permanente concurrencia a la sala de la calle Libertad (y mas de uno de Uds. con mas años que Yo también) me tocó presenciar un desaguisado semejante. Y revisando la programación del próximo año, si bien la Orquesta tendrá mas conciertos y culminará alrededor de Noviembre su temporada  (lo que significa una vuelta casi a lo normal), será el “Andrea Chenier” de Marcelo Alvarez el que en pleno Diciembre culmine la actividad. Es cierto que para estas fechas existía un “Ciclo de Primavera” menos formal. Entonces debemos volver a esas fuentes y, como la programación próxima, navegar en el tema fechas hacia aguas mas calmas.

  Mas allá del anterior comentario, quienes asistimos a esta velada hemos tenido el privilegio de escuchar la mejor versión que un pianista argentino haya ofrecido del Nº 1 de Tchaickovsky y a Nelson Goerner le ha cabido semejante honor. Versión intensa, plena de lirismo, toque prolijo, llena de sutilezas y energía perfectamente administrada sin  abuso alguno del pedal. Compenetración total con la obra y espectacular diálogo con la orquesta. También es responsable de ello Carl St. Clair, conductor Norteamericano discípulo de Leonard Bernstein, titular de la Sinfónica del Pacífico en su país y de la Sinfónica Nacional de Costa Rica, quien además ostenta una interesante foja de servicios en su país y Europa, dueño de una muy pulida técnica interpretativa que logró de la Filarmónica un superlativo rendimiento.  La atención de la sala fue única, con un pulcro silencio que logró hacer callar hasta a los impertinentes celulares. Y el estallido de júbilo que hubo al final de la obra fue disparador de un bis para la mas exquisita “cosecha Goerner”: un Nocturno de Chopin en el que creó una atmósfera maravillosa, plena de apasionamiento, canto y belleza tímbrica.


  En cuanto al Director, ya desde el mismo comienzo impresionó de buena forma al abordar “Slava” de Leonard Bernstein. Tempi justo, versión “chispeante”, animada y plena de color. Al explicar a posteriori el formato del programa y las particularidades de la Décima de Shostakovich, nos explicaba su relación con el gran compositor y Director de Orquesta Norteamericano, la amistad de este último con “Slava” Rostropovich (de hecho el título de la obra de Bernstein lleva el sobrenombre del genial violoncelista ruso [desertor de su país] y fue compuesta para celebrar la llegada del interprete a Washington para hacerse cargo de la Sinfónica Nacional de esa ciudad) y la de “Slava” con Dimitri Shostakovich (bien conocida por todos Ntros.), y por ello la inclusión de la Decima en el programa.
  La versión que escuche en el Colón, se inscribe dentro de las tres mejores que uno haya escuchado, aclarando que no tuve la fortuna de estar presente en la de Yuri Temirkanov con la Filarmónica de San Petersburgo para el Mozarteum en el Colón, que al decir de todos fue la mas perfecta. Entonces la ubicamos junto a la de Stanislaw Skrowaczewsky y la Halle de Manchester,  y a la primera versión de Pedro Ignacio Calderón con la Sinfónica Nacional en el Auditorio de Belgrano en el año 2005 (cuando por ese entonces en un reportaje concedido a este cronista le manifestaba que ese era el tiempo en que debía abordar este repertorio).  Tuvo pasión, intensidad, fuerza, tensión dramática en una progresión que dejó al auditorio sin aliento. Para ello contó con la inestimable colaboración del Clarinetista Jorge Caldelari quien ofició de traductor al público y sin dejar de manifestar que el celebre tema que lleva en cada nota cada inicial del nombre de Shostakovich en idioma alemán sería interpretado por el solista Fernando Chiappero, con lo que logró además ganarse el favor de la agrupación toda que respondió de manera formidable y se ganó la merecida ovación de la concurrencia.

  Para la próxima semana esta anunciada la presentación de Leonid Grín como Director Invitado. Bienvenido. Tanto El, como St. Clair, como Roberto Minczuk (Que el día anterior guiará a la Estable, a pedido de la misma), son Maestros que deberán ser convocados con mayor frecuencia para ayudar al que el Trabajo de Enrique Arturo Diemecke sea perfeccionado aún mas.


Donato Fabián Decina

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