CASA NUEVA, SONIDO
NUEVO
Orquesta Sinfónica Nacional: Primera presentación al Público
en el Centro Cultural Kirchner, Director Invitado: Günther Neuhold. Solista:
Xavier Incháusti (Violín). Programa: Jean Sibelius: Concierto para Violín y
Orquesta en Re menor Op. 47. Richard Strauss: “Una Sinfonía Alpina”, Op. 64.
Sala “Ballena Azul”, 12 de Junio de 2015.
¡Y llegó por fin el
gran día!. Ingresar a la “Ballena Azul”, contemplar su enorme estructura en el
viejo patio del Correo Central, en el que su vientre se apoya en cuatro gigantescas patas
que hacen rememorar a quien esto escribe, de la vieja anécdota atribuída a Cristobal Colón, al que para refutársele su
teoría de la redondez de la tierra, se le dijo que la misma era algo sostenido
por elefantes. Pues bien, la Ballena lo está sobre esas patas y una vez en su
interior, al que se accede a través de escaleras mecánicas, contemplo la
madera, que tendrá incidencia en la acústica y me voy acomodando en las sencillas
pero cómodas butacas. Veo la disposición semi circular del escenario, con
sectores acomodados a diferentes alturas para las familias de instrumentos y,
alto e imponente, el Organo tubular, del
que con ansiedad aguardo su sonido en su intervención reservada en la sinfonía.
El sueño de los Castro, los Zorzi, los Bodmer, ahora corporizado en Pedro
Ignacio Calderón como titular del conjunto, ya es una realidad. La Sinfónica
tiene casa propia, y uno es testigo privilegiado del momento. Chicos jóvenes
son los acomodadores, los que con mucho celo,
verifican la localidad y me guían a la butaca. Mi recuerdo en ese
momento para todos mis amigos de la música que ya no están, encarnados en la
figura de Arquímedes Cedro, el padre espiritual que la música me dio, y quién,
en el ocaso de su vida, no vaciló en brindarle a Julio Palacio su
colección íntegra de programas de la Nacional, desde su primer concierto hasta el año 1999,
con los que Pablo Bardin pudo reconstruir los primeros cincuenta años de
historia de la Orquesta. Están por ingresar Inchausti y Neuhold, miro hacia el
techo por todos Ellos, aplausos……, ¡música!.
Los primeros acordes que emanan desde el escenario, nos revelan a una
Nacional que está cambiando para muy bien su sonido. Lógicamente la acústica se
proyecta de manera muy distinta y las distintas familias de instrumentos se
perciben con nitidez la transparencia de los “pianissimi” impresiona. El cambio
del sonido saturado y compacto del
conjunto que se verificaba en Belgrano (gracias por tantos años, pero por favor
no regresen nunca mas), por el transparente actual, ya es rotundo, y solo le falta el lógico acostumbramiento de
los instrumentistas, amén de los ajustes que los Ingenieros Basso y Sánchez
Quintana realizarán sobre la marcha.
Entrando de lleno en
la versión, encontramos a un Incháusti técnicamente refinado, con buen sonido.
La Ballena lo favorece, pero sin el plus de inspiración al que habitualmente
nos tiene acostumbrados. Neuhold por su parte, hizo muy correctamente lo suyo,
con “tempi” acelerado y falto de alguna pizca de imaginación, por lo que la
versión fue correcta, bien recibida por un público mayoritariamente neófito, al
que habrá que educar como en el Colón, recordándoles que entre movimiento y
movimiento no debe aplaudirse (pobres de Ntros., en el Colón ya van cinco años
de reabierto y eso está aun muy lejos de acontecer y, para peor, en Belgrano
eso sí que no ocurría), pero en Ntros. se notaron esas falencias. El bis fue un
movimiento de la cuarta sonata de Ysaye
(Autor fetiche del joven interprete que siempre incluye sus obras en sus
presentaciones), en donde ahí si se floreó e hizo estallar en una gran ovación
al público, con lo que nos hizo aún mas pensar sobre lo acontecido con
Sibelius.
La segunda parte fue
la mas esperada con la “Alpina” de Richard Strauss. La versión Neuhold tuvo
intensidad, justeza, el Organo con Mario Videla fue glorioso (por fín un órgano
“de verdad” acoplándose con la orquesta, nada de teclados eléctricos), el
sonido se proyectó magnífico. Tal vez el “chiche nuevo”, propició un poco de
desborde en los músicos dada la intensidad de la entrega, pero aún así fue una versión muy digna, a la que le faltó,
una vez mas, un poco mas de vuelo. Ya se está en carrera, habrá que esperar los
próximos conciertos y comprobar si se está en la dirección debida.
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